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sábado, 27 de septiembre de 2014

El amor romántico y la violencia de género.

El amor romántico es la herramienta más potente para controlar y someter a las mujeres, especialmente en los países en donde son ciudadanas de pleno derecho y donde no son, legalmente, propiedad de nadie. Son muchos los que saben que combinar el cariño con el maltrato hacia una mujer sirve para destrozar su autoestima y provocar su dependencia, por lo tanto utilizan el binomio maltrato-buen trato para enamorarlas perdidamente y así poder domarlas.



Un ejemplo de ello es Kalimán, padrote mexicano que explica cómo logra prostituir a sus mujeres: elige a las más pobres y necesitadas, preferentemente a aquellas que están deseando salir del infierno hogareño en el que viven, o aquellas que necesitan urgentemente cariño porque se encuentran aisladas socialmente. Los padrotes siguen su guión a la perfección: primero las colma de amor, atenciones y regalos durante dos meses, haciéndoles creer que es la mujer de su vida y que siempre tendrá dinero disponible para sus necesidades y caprichos. Después la mete unos días en un prostíbulo para que “le hagan terapia” las muchachas; si ella se resiste, patalea, se enfada, lo mejor es dejar que se le pase sola. Jamás pedirle perdón. Es necesario que sufra hasta que su orgullo se desmorone y se ponga de rodillas, aceptando la derrota. El macho debe mantenerse firme, mostrar su desprecio, marcharse en los momentos de rabia máxima, y nunca apiadarse de las lágrimas de su esposa. Esta técnica les asegura que ellas accedan a sus deseos y trabajen para él en la calle o en puticlubs; la mayoría de ellas no tienen a dónde ir, y según ellos, una vez que prueban el lujo ya no quieren volver a su pobreza.

Este relato de horror es muy común en el mundo entero. No solo proxenetas y chulos, sino también numerosos novios y maridos tratan a las mujeres como yeguas salvajes que hay que domesticar para que sean fieles, sumisas y obedientes. Muchos siguen creyendo que las mujeres nacieron para servir o para amar a los hombres. Y muchas mujeres lo seguimos creyendo también.

“Por amor” las mujeres nos aferramos a situaciones de maltrato, abuso y explotación. “Por amor” nos juntamos con tipos horrendos que al principio parecen príncipes azules, pero que luego nos estafan, se aprovechan de nosotras, o viven a costa nuestra. “Por amor” aguantamos insultos, violencia, desprecio. Somos capaces de humillarnos “por amor”, y a la vez de presumir de nuestra intensa capacidad de amar. “Por amor” nos sacrificamos, nos dejamos anular, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestras redes sociales y afectivas. “Por amor” abandonamos nuestros sueños y metas, “por amor” competimos con otras mujeres y nos enemistamos para siempre, “por amor” lo dejamos todo…


Este “amor”, cuando nos llega, nos hace mujeres de verdad, nos dignifica, nos hace sentir puras, da sentido a nuestras vidas, nos da un status, nos eleva por encima del resto de los mortales. Este “amor” no es solo amor: también es la salvación. Las princesas de los cuentos no trabajan: son mantenidas por el príncipe. En nuestra sociedad, que te amen es sinónimo de éxito social, que un hombre te elija te da valor, te hace especial, te hace madre, te hace señora.

Este “amor” nos atrapa en contradicciones absurdas “debería dejarle, pero no puedo porque le amo/porque con el tiempo cambiará/porque me quiere/porque es lo que hay”. Es un “amor” basado en la conquista y la seducción, y en una serie de mitos que nos esclavizan, como el de “el amor todo lo puede”, o “una vez que encuentras a tu media naranja, es para siempre”. Este “amor” nos promete mucho pero nos llena de frustración, nos encadena a seres a los que damos todo el poder sobre nosotras, nos somete a los roles tradicionales, y nos sanciona cuando no nos ajustamos a los cánones establecidos para nosotras.

Este “amor” nos convierte  también en seres dependientes y egoístas, porque utilizamos estrategias para conseguir lo que anhelamos, porque nos enseñan que una da para recibir, y porque esperamos que el otro “abandone el mundo” del mismo modo que nosotras lo hacemos. Es tanto el “amor” que sentimos que nos convertimos en seres amargados que vomitan diariamente reproches y  reclamos.  Si alguien no nos ama como amamos nosotras, este “amor” nos hace victimistas y chantajistas (“yo que lo doy todo por ti”). Este “amor” nos lleva a los infiernos cuando no somos correspondidas, o cuando nos son infieles, o cuando nos abandonan: porque cuando nos hemos dado cuenta, estamos solas en el mundo, alejadas de amigas y amigos, familiares o vecinos, pendientes de un tipo que se cree con derecho a decidir por nosotras.

Por eso este “amor” no es amor. Es dependencia, es necesidad, es miedo a la soledad, es masoquismo, es una utopía colectiva, pero no es amor.

Amamos patriarcalmente: el romanticismo patriarcal es un mecanismo cultural para perpetuar el patriarcado, mucho más potente que las leyes: la desigualdad anida en nuestros corazones. Amamos desde el concepto de propiedad privada y desde la base de la desigualdad entre hombres y mujeres. Nuestra cultura idealiza el amor femenino como un amor incondicional, abnegado, entregado, sometido y subyugado. A las mujeres se nos enseña a esperar y a amar a un hombre con la misma devoción que amamos a Dios o esperamos a Jesucristo.

A las mujeres nos han enseñado a amar la libertad del hombre, no la nuestra propia. Las grandes figuras de la política, la economía, la ciencia o el arte han sido siempre hombres. Admiramos a los hombres y les amamos en la medida en que son poderosos; las mujeres privadas de recursos económicos y propiedades necesitan hombres para poder sobrevivir.

La desigualdad económica por razones de género nos lleva a la dependencia económica y sentimental de las mujeres. Los hombres ricos nos resultan atractivos porque tienen dinero y oportunidades, y porque nos han enseñado desde pequeñas que la salvación está en encontrar un marido. No nos han enseñado a luchar por la igualdad para que tengamos los mismos derechos, sino a estar guapas y  conseguir a alguien que te mantenga, te quiera y te proteja, aunque para ello tengas que quedarte sin amigas, aunque tengas que juntarte a un hombre violento, desagradable, egoísta o sanguinario. El ejemplo más claro lo tenemos en los capos de los narcos: tienen todas las mujeres que quieren, tienen todos los coches, droga, tecnología que desean, tienen todo el poder para atraer a muchachas solas y sin recursos ni oportunidades.


Esta desigualdad estructural  que existe entre mujeres y hombres se perpetúa a través de la cultura y la economía. Si gozásemos de los mismos recursos económicos y pudiésemos criar a nuestros bebés en comunidad, compartiendo recursos, no tendríamos relaciones basadas en la necesidad; creo que nos amaríamos con mucha más libertad, sin intereses económicos de por medio. Y disminuiría drásticamente el número de adolescentes pobres que creen que embarazándose van a asegurarse el amor del macho, o al menos una pensión alimenticia durante veinte años de su vida.

A los hombres también los enseñan a amar desde la desigualdad. Lo primero que aprenden es que cuando una mujer se casa contigo es “tu mujer”, algo parecido a “mi marido” pero peor. Los varones tienen dos opciones: o se dejan querer desde arriba (machos alfa), o se arrodillan ante la amada en señal de rendición (calzonazos). Los hombres parecen mantenerse tranquilos mientras son amados, ya que la tradición les enseña que ellos no deben darle demasiada importancia al amor en sus vidas, ni dejar que las mujeres le invadan todos los espacios, ni expresar en público sus afectos.

Toda esta contención se rompe cuando la esposa decide separarse e iniciar sola su propio camino. Como en nuestra cultura vivimos el divorcio como un trauma total, las herramientas de las que disponen los varones son pocas: pueden resignarse, deprimirse, autodestruirse (algunos se suicidan, otros se enzarzan en alguna pelea a muerte, otros conducen a toda velocidad en sentido contrario), o reaccionar con violencia contra la mujer que dicen amar.  Ahí es cuando entra en juego la maldita cuestión del “honor”, el máximo exponente de la doble moral: los hombres de manera natural persiguen hembras, las hembras deben morir asesinadas si acceden a sus deseos. Para los hombres tradicionales, la virilidad y el orgullo están por encima de cualquier meta: se puede vivir sin amor, pero no sin honor.

Millones de mujeres mueren a diario por “crímenes de honor” a manos de sus maridos, padres, hermanos, amantes, o por suicidio (obligadas por sus propias familias). Los motivos: hablar con un hombre que no sea tu marido, ser violada, o querer divorciarse. Un solo rumor puede matar a cualquier mujer. Y estas mujeres no pueden emprender una vida propia fuera de la comunidad: no tienen dinero, no tienen derechos, no son libres, no pueden trabajar fuera de casa. No hay forma de escapar.


Las mujeres que sí gozan de derechos, sin embargo, también se ven atrapadas en sus relaciones matrimoniales o sentimentales. Mujeres pobres y analfabetas, mujeres ricas y cultivadas: la dependencia emocional femenina no distingue entre clases sociales, etnias, religiones, edad u orientación sexual. Son muchas en todo el planeta las mujeres que se someten a la tiranía del “aguante por amor”.

El amor romántico es, en este sentido, una herramienta de control social, y también un anestesiante. Nos lo venden como una utopía alcanzable, pero mientras vamos caminando hacia ella, buscando la relación perfecta que nos haga felices, nos encontramos con que el mejor modo de relacionarse es perder la libertad propia, y renunciar a todo con tal de asegurar la armonía conyugal.

En esta supuesta “armonía”, los hombres tradicionales desean esposas tranquilas que les amen sin pedir nada (o muy poco) a cambio. Cuanto más deteriorada sienten las mujeres su autoestima, más se victimizan, y más dependientes son. Por lo tanto, más les cuesta entender que el amor de verdad no tiene nada que ver con la sumisión, ni con el sacrificio, ni con el aguante.

Hacienda, la Iglesia, los Bancos, la televisión, etc penalizan la soltería y promueven el matrimonio heterosexual, así que parece que estamos obligadas a ser felices o a ir contracorriente. Cuando el amor acaba o se rompe lo vivimos como un fracaso y como un trauma: nos entra miedo, sensación de desamparo, de soledad, nos atacan las angustias al vernos solos y solas en un mundo tan individualista. Cuando nos dejan o dejamos a nuestra pareja, muchos nos desesperamos completamente: gritamos, pataleamos, chantajeamos, victimizamos, culpabilizamos, amenazamos.

No tenemos herramientas para asumir las pérdidas. No sabemos separar nuestros caminos, no sabemos tratar con cariño al que se quiere alejar de nosotros o al que ha encontrado nueva pareja. No sabemos cómo gestionar las emociones: por eso es tan frecuente el cruce de amenazas, insultos, reproches, venganzas,  y putadas entre los cónyuges.

Y por eso, también, tantas mujeres son castigadas, maltratadas y asesinadas cuando deciden separarse y reiniciar su vida. La cantidad de hombres que no poseen herramientas para enfrentarse a una separación es mucho mayor: desde niños aprenden que deben ser los reyes, y que los conflictos se solucionan con violencia. Si no lo aprenden en casa, lo aprenden en televisión: sus héroes hacen justicia mediante la violencia, imponiendo su autoridad. Sus héroes no lloran, a no ser que consigan su objetivo (como ganar una copa de fútbol).

Lo que nos enseñan en las películas, cuentos, novelas, series de televisión es que las chicas de los héroes esperan con paciencia, los adoran y los cuidan, y están disponibles para entregarse al amor cuando ellos tengan tiempo. Las chicas de la publicidad ofrecen su cuerpo como mercancía, las chicas buenas de las pelis ofrecen su amor como premio a la valentía masculina. Las chicas buenas no abandonan a sus esposos. Las chicas malas que se creen dueñas de su cuerpo y su sexualidad, que se creen dueñas de su propia vida, o que se rebelan, siempre se llevan su castigo merecido (la cárcel, enfermedad, ostracismo social o muerte).

A las chicas malas no solo las odian los hombres, sino también las mujeres buenas, porque desestabilizan todo el orden “armonioso” de las cosas cuando toman decisiones y rompen con ataduras. Los medios de comunicación a menudo nos presentan los casos de violencia contra las mujeres como crímenes pasionales, y justifican los asesinatos o la tortura con expresiones como esta: “ella no era una persona muy normal”, “el había bebido”, “ella ya estaba con otra persona”, “él cuando se enteró enloqueció”. Y si la mató, fue porque “algo habrá hecho”. La culpa entonces recae sobre ella, y la víctima es él. Ella metió la pata y merece un castigo, él merece vengarse para calmar su dolor y reconstruir su orgullo.

La violencia es un componente estructural de nuestras sociedades desiguales, por eso es necesario que el amor no se confunda con posesión, del mismo modo que no debemos confundir la guerra con “ayuda humanitaria”. En un mundo donde utilizamos la fuerza para imponer mandatos y controlar a la gente, donde ensalzamos la venganza como mecanismo para gestionar el dolor, donde utilizamos el castigo para corregir desviaciones y la pena de muerte para reconfortar a los agraviados, se hace necesario más que nunca que aprendamos a querernos bien.


Es vital que entendamos que el amor ha de estar basado en el buen trato y en la igualdad. Pero no solo hacia el cónyuge, sino hacia la sociedad entera. Es fundamental establecer relaciones igualitarias en las que las diferencias sirvan para enriquecernos mutuamente, no para someternos unos a otros. Es también esencial empoderar a las mujeres para que no vivamos sujetas al amor, y también enseñar a los hombres a gestionar sus emociones para que puedan controlar su ira, su impotencia, su rabia, y su miedo, y para que entiendan que las mujeres no somos objetos personales, sino compañeras de vida. Además, debemos proteger a los niños y las niñas que sufren en casa la violencia machista, porque han de soportar la humillación y las lágrimas de su heroína, mamá, porque han de aguantar los gritos, los golpes y el miedo, porque han de vivir aterrorizados, porque se quedan huérfanos, porque su mundo es un infierno.

Es urgente acabar con el terrorismo machista: en España ha matado a más personas que el terrorismo de ETA. Sin embargo,  la gente se indigna más ante el segundo, sale a la calle a protestar contra la violencia, cuida a sus víctimas. El terrorismo machista se considera una cuestión personal que afecta a determinadas mujeres, por eso mucha gente que oye gritos de auxilio no reacciona, no denuncia, no interviene. Echando un vistazo a las cifras podremos darnos cuenta de que lo personal es político, y también económico: la crisis acentúa el terror,pues muchas no pueden plantearse separarse, y el divorcio queda para las parejas que puedan permitírselo económicamente. Una prueba de ello es que ahora se denuncian menos casos y en ocasiones las mujeres se echan para atrás; con las tasas judiciales aprobadas en España, las mujeres más humildes ni se van a plantear ir a denunciar: apelar a la justicia es cosa de ricas.

Es urgente  trabajar con hombres (prevención y tratamiento) y proteger a las mujeres y a sus hijos/as.Debemos empoderar a las mujeres, pero debemos trabajar también con los hombres, si no toda lucha será en vano. Es necesario promover las políticas públicas para que tengan un enfoque de género integral, y es necesario que los medios ayuden a generar un rechazo generalizado hacia esta forma de terror instalado en tantos hogares del mundo.

Es necesario un cambio social y cultural , económico y sentimental. El amor no puede estar basado en la propiedad privada,  y la violencia no puede ser una herramienta para solucionar problemas. Las leyes contra la violencia de género son muy importantes, pero han de ir acompañadas de un cambio en nuestras estructuras emocionales y sentimentales. Para que ello sea posible, tenemos que cambiar nuestra cultura y promover otros modelos amorosos que no estén basados en luchas de poder para dominarnos o someternos. Otros modelos femeninos y masculinos que no estén basados en la fragilidad de unas y la brutalidad de otros.

Tenemos que aprender a romper con los mitos, a deshacernos de las imposiciones de género, a dialogar, a disfrutar de la gente que nos acompaña en el camino, a unirnos y separarnos en libertad, a tratarnos con respeto y ternura, a asimilar las pérdidas, a construir relaciones bonitas. Tenemos que romper con los círculos de dolor que heredamos y reproducimos inconscientemente, y tenemos que liberar a mujeres, a los hombres y a los que no son ni una cosa ni otra, del peso de las jerarquías, de la tiranía de los roles, y de la violencia.

Tenemos que trabajar mucho para que el amor se expanda y la igualdad sea una realidad, más allá de los discursos. Por eso este texto está dedicado a todas las mujeres y hombres que luchan contra la violencia de género en todos los puntos del planeta: grupos de mujeres contra la violencia, grupos de autorreflexión masculina, autores/as que investigan y escriben sobre este fenómeno, artistas que trabajan por visibilizar esta lacra social, políticos/as que trabajan para promover la igualdad, activistas que salen a la calle a condenar la violencia, maestros y profesoras que hacen su labor de sensibilización en las aulas, ciberfeministas que juntan firmas para visibilizar los asesinatos e impulsar leyes, líderes y lideresas que trabajan en las comunidades para erradicar el maltrato y la discriminación de las mujeres. La mejor forma de luchar contra la violencia es acabar con la desigualdad y el machismo: analizando, visibilizando, deconstruyendo, denunciando y reaprendiendo junt@s.

Vagones para mujeres: ¿solución o parche al acoso sexual en el transporte público?

A diario miles de mujeres en todo el mundo son acosadas sexualmente en el transporte público. Miradas que van mucho más allá del cruce, proposiciones fuera de lugar, tocamientos indeseados aprovechando el anonimato de metros abarrotados, fotografías clandestinas tomadas por debajo de las faldas… Países como Tailandia, México o Japón han habilitado vagones solo para mujeres en algunos de sus trenes. Preguntamos a sus usuarias sobre la efectividad de la segregación por sexo.

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Este verano Tailandia resucitó deprisa y corriendo los vagones para mujeres y menores en sus trenes de largo recorrido. La medida no fue casual en el tiempo: apenas dos semanas antes una niña de 13 años era violada, asesinada y tirada desnuda por la ventanilla del tren en el que viajaba de Surat Thani a Bangkok (un trayecto muy frecuentado por locales y, sobre todo, turistas). Wanchai Saengkhao, un empleado del ferrocarril de 22 años, confesó ser el autor del crimen antes de que se encontrara el cadáver. Alegó estar bajo los efectos del alcohol y de las metanfetaminas, según informó el Bangkok Post.

El brutal crimen sacudió los cimientos de la sociedad tailandesa, y muchas voces exigieron el castigo máximo para el violador y asesino: la pena de muerte. En la actualidad, el Código Penal tailandés castiga la violación con multas de entre 8.000 y 40.000 baths (entre 190 y 953 euros) y penas de cárcel de entre 4 y 20 años, aunque algunos colectivos denuncian la frecuente reducción de los encierros por buena conducta.

“No deberían ofrecerse servicios para mujeres, debería garantizarse la seguridad de hombres y mujeres en los servicios de movilidad. Tal cual, mucho más cuando es servicio público”, opina la periodista mexicana Arlene Bayliss
De momento, la respuesta inmediata de la Junta Militar de Tailandia –organismo al frente del país tras el golpe de estado del 22 mayo de 2014– ha sido reabrir el servicio de trenes solo para mujeres e infantes. La medida fue anunciada a principios de agosto con mucha pompa, colándose en la portada de casi todos los medios nacionales y haciendo bastante ruido a nivel internacional. Un mes después de ponerse en marcha, la medida no se cumple: en los vagones para mujeres y niños se ven hombres también.

Propaganda o no, los habitantes del país de las sonrisas observan esta iniciativa con escepticismo. “Los vagones para mujeres pueden ayudar pero necesitan tener instaladas cámaras. También estaría bien que policías o personal de seguridad los vigilara de vez en cuando”, opina Thanarat Rattanawibul, una tailandesa de 32 años que evita tomar taxis en Bangkok tras la puesta de sol. Ella considera que la ley debe ser más dura en los casos de acoso y, sobre todo, de violación. La joven de clase media alta está convencida de que “el castigo para un violador debería ser la pena de muerte o la cadena perpetua”.

MÉXICO, SERVICIO INSUFICIENTE

Pero no solo Tailandia opta por la separación, en este caso aparentemente más propagandística que real, del ‘objeto de deseo’ y su potencial acosador. Otros países vienen implementando medidas similares en sus servicios de transporte con el objetivo de “garantizar la seguridad de sus ciudadanas” desde mucho tiempo atrás.

En México el Consejo Ciudadano de Seguridad Pública y Procuración de Justicia del DF y el Instituto de Mujeres del Distrito Federal pusieron en marcha el programaViajemos Seguras en el Transporte Público de la Ciudad de México en 2008. Desde entonces operan en el metro vagones para mujeres e infantes en las horas punta, así como autobuses solo para pasajeras y, cada vez más, servicios de taxi solo para ellas. Según sus organizadores, las denuncias por abuso sexual se redujeron en un 26 por ciento durante el primer mes de vida de la iniciativa. Sus usuarias le encuentra puntos débiles.


“Estos servicios no resuelven el problema, dan una alternativa pero igual sigue ocurriendo, sigues estando en riesgo y más como mujer. También se dan los robos en servicios para mujeres, pero si es cierto que no tanto como en servicios ofrecidos por hombres”, explica la periodista mexicana Arlene Bayliss. Para ella “psicológicamente es mejor viajar en los vagones de mujeres pero tienen horarios y son los primeros en llenarse. En el caso de México creo que se queda corto. Si quieres un taxi para mujeres te tardas el doble que tomar el primero que pasa”.

Esta reportera tijuanense que vivió una larga temporada en México DF, asegura no haber sufrido acoso sexual en el transporte público de esta ciudad, pero sí haber sido asaltada al menos una vez. El ladrón salió corriendo con su mercancía y huyó en un taxi. “No deberían ofrecerse servicios para mujeres, debería garantizarse la seguridad de hombres y mujeres en los servicios de movilidad. Tal cual, mucho más cuando es servicio público y más aún con empresas privadas”, opina.

PELIGRO, CHIKAN EN EL METRO

Japón viene arrastrando un gravísimo problema de acoso sexual en el transporte público desde tiempos inmemoriales. Aunque su Código Penal tipifica y castiga esta conducta ilegal, el acoso sexual sigue teniendo gran arraigo en el país del sol naciente. ONU Mujeres denuncia que “el 60 por ciento de las japonesas de entre 20 y 30 años que utilizaron el transporte público sufrieron tocamientos indeseados en 2004”.


El chikan (acosador) actúa generalmente amparado en el anonimato del vagón abarrotado, lugar que aprovecha para susurrar, rozar, acariciar o hacer fotos a su víctima. “Suelen ser veinteañeras (en un 50% de los casos) o menores (en un 30% de los casos) lo cual agrava la situación”, considera Laura Tomàs Avellana, experta en Sociedad y Cultura de Asia Oriental que ha realizado estudios de género sobre masculinidad y masculinidades japonesas.

Según publicó en Japonismo, portal que fundó y dirige desde hace 8 años, en 2008 solo en la ciudad de Tokio se reportaron oficialmente 2.169 casos de acoso en el metro, la cifra más baja desde 2005. “Es curioso cómo esta cifra que a priori parece altísima, en Japón se ve como un triunfo porque es la más baja de los últimos años”, destaca. Para ella, los vagones solo para mujeres han contribuido a rebajar las estadísticas de acoso sexual aunque no son la solución definitiva al problema.

Tampoco Yoko Ikuno, una joven residente en Kobe, siente especial devoción por estos vagones: “Cuando los utilizo es porque encuentro más asientos libres. No hago mucha distinción entre un vagón u otro”. Ella, que asegura no haber presenciado nunca una situación de acoso sexual, sí ha sido testigo de cómo varones toman asiento en unos vagones exclusivos a los que teóricamente no pueden subir. “He visto en más de una ocasión a algún hombre (a veces, varios hombres) sentado en algún vagón para mujeres sin preocuparse de las miradas de reojo que echaban las que se encontraban alrededor de él. Algunos hombres suben por un momento sin querer y, al darse cuenta de que están en el vagón para mujeres, inmediatamente se van al vagón de al lado. Pero la mayoría de los hombres se quedan ahí hasta el final un poco adrede, en mi opinión”, explica la joven.

A su juicio, segregar por sexos a los viajeros en el transporte público japonés no está resultando suficientemente eficaz para erradicar el problema del acoso sexual: “Es verdad que si las mujeres pueden estar en unos vagones aparte durante sus viajes en el transporte público ese rato podrán liberar el estrés acumulado por los actos machistas en sus lugares de trabajo. Pero hasta que no desaparezca el machismo seguirá existiendo problema”.

Un mes después de ponerse en marcha en Tailandia, la medida no se cumple: en los vagones para mujeres y niños se ven hombres también./ C.E. Lozano


LA CALLE CONTRA EL ACOSO SEXUAL

Mientras Tailandia (supuestamente), México y Japón intentan atajar el problema del acoso sexual en el transporte público con medidas como establecer vagones para el sexo femenino, ciudadanas de medio mundo se organizan a pie de calle para luchar contra estos ataques a la libertad sexual. Con este espíritu nació Hollaback, cuyo nombre viene a significar ponte en contacto conmigo. A través de su página web toda mujer que lo desee puede compartir su experiencia de acoso y ponerse en contacto con personas de su entorno o de cualquier lugar del mundo que hayan pasado por lo mismo, estén dispuestas a apoyarla o a luchar contra ello activamente. En Buenos Aires (Argentina), Lima (Perú) y México DF ya cuentan con comunidad física.


En India, donde el problema ya no del acoso sino de la violencia contra las mujeres en todas sus formas no parece estar entre las principales preocupaciones de su Gobierno central, la organización Blanknoise intenta tender puentes para luchar contra el acoso sexual y, especialmente, las violaciones. Información, grupos de trabajo y campañas de sensibilización son parte de las actividades que lleva a cabo este proyecto.

En Egipto, desde 2010 se viene confeccionando un HarassMap (literalmente, mapa del acoso) con el objetivo de que víctimas y testigos de asalto y acoso sexual puedan denunciar de forma pública pero anónima lo vivido a fin de hacer visible el problema. Cualquiera que lo desee puede consultar los testimonios sin necesidad de registro previo. Cada una de estas experiencias de abuso viene marcada con un color determinado en función de su naturaleza: tocamiento (morada), comentarios (mostaza), seguimientos (azul clarito), etc. Hasta la fecha, más de 1.300 experiencias han sido compartidas, de las cuales más de un millar ocurrieron en El Cairo o alrededores.

“La información del mapa nos ayuda a romper estereotipos de dónde, cuando y a quien se acosa. Los datos demuestran que pasa en todas las calles. Cuando la gente ve lo común que es realmente, que puede pasar en su calle y que puede ir contra cualquier persona, se indigna”, afirman las impulsoras de esta iniciativa, que se presenta como la primera que trabaja de forma independiente contra el acoso y los asaltos en Egipto. A su abrigo han surgido otros mapas en África, aunque no con el mismo éxito. Véase el caso de Yemen donde entre agosto de 2011 y agosto de 2013 se volcaron en la web 66 casos de acoso.

Tomado de://www.pikaramagazine.com

Yaz y Yasmin, los anticonceptivos mortales de Bayer

Intégrate a nuestro grupo "Lunas, toallas de tela y copas" donde nos reunimos miles de mujeres para compartir información clara, objetiva y actualizada sobre la menstruación y la salud sexual y reproductiva, así como reflexiones, inquietudes y experiencias relacionadas con el ser y tener cuerpo de mujer.

¿Cuántas muertes son necesarias para que un medicamento se retire del mercado? Eso es lo que me llevo preguntando desde que en 2001 comencé a investigar las reacciones adversas a los medicamentos (RAM). ¿A cuántas mujeres han de matar los anticonceptivos de Bayer Yaz y Yasmin para que las autoridades sanitarias los prohíban?


Lo llevamos advirtiendo años. El tiempo por desgracia nos ha dado la razón. Yaz, Yasmin, las pastillas anticonceptivas están denunciadas por provocar 23 muertes en Canadá. La mayoría de las víctimas murió a causa de coágulos sanguíneos. No es lógico que para no quedarse embarazada una joven muera de trombosis.

Estas son píldoras de las más usadas en el mundo como anticonceptivos. Advertimos sobre su peligrosidad ya en septiembre de 2009 por un fallecimiento sucedido en Suiza tras el consumo de drospirenona, principio activo de estos medicamentos (otras marcas son Yasminelle, Aida y Petibelle y los genéricos Ocella y Gianvi comercializados en USA por Barr Laboratories).

En agosto de 2012 mi compañero en el Bufete Almodóvar & Jara y fundador del área específica de Reacciones Adversas a los Medicamentos Bufete RAM, Francisco Almodóvar, escribía  una información esclarecedora que titulamos Los anticonceptivos más “embarazosos”. En ella nos contaba que el fabricante de estos fármacos de tan sugerente nombre, el laboratorio de brumoso historial Bayer, tenía pendientes 12.325 demandas en los tribunales de Estados Unidos. Casi ná.

En el mes de julio anterior, Bayer alcanzó un acuerdo extrajudicial, sin admisión de responsabilidad legal, con 1.877 demandantes en el país norteamericano por un total de 402,6 millones de dólares. Si queréis ampliar info sobre estos procesos leed su informe ad hoc.

A finales de enero de este año, os contábamos que las autoridades sanitarias francesas imputaban cuatro muertes al consumo del medicamento Diane 35, también producido por Bayer). Se utiliza… sí, como anticonceptivo y también ha provocado trombos. En Francia también ha demandas por ello. En dicho país, las .

Ahora nos llega lo de Canadá, donde ya se ha presentado una demanda colectiva y va camino de los juzgados otra. ¿Es que es más interesante para Bayer litigar en los tribunales que retirar su medicamento peligroso del mercado? ¿Hasta cuando van a mirar para otro lado las autoridades sanitarias?

Tomado de: http://www.migueljara.com/

Hablamos con las mujeres acerca de sus vaginas

[Nota: Sé que “vagina” se refiere técnicamente al conducto vaginal de una mujer y no a las partes externas de su vulva, que es de lo que vamos a hablar aquí. Casi todas las personas con las que platiqué utilizaron el término “vagina” para referirse a sus genitales en general y es algo que también yo hago en el lenguaje coloquial. Por favor consideren la palabra “vagina” como una manera de resumir todo lo que viene a continuación.]





Las 60 mujeres con las que conversé no sintieron alivio al revelar los secretos que guardaron por mucho tiempo sobre sus vaginas. Más bien, casi todas estaban interesadas en que las pláticas que ya habían tenido llegaran a un espacio más público.


 Cuando se trata de hablar de nuestros genitales (procesar nuestros sentimientos e intelectualizar la relación que tenemos con ellos), las mujeres van mucho más adelante que los hombres. Las mujeres que respondieron mi encuesta estaban listas para platicar. Lo noté porque sus correos eran largos y trataban sobre todos los aspectos de sus vulvas, hímenes, prepucios vaginales y más cosas.

La edad promedio del grupo es de 25 años. La mayoría de las que respondieron son de Reino Unido y Estados Unidos. Las dejé escoger su propio pseudónimo. Cerca del 30 por ciento se identifican como heterosexuales y 10 por ciento como lesbianas, mientras que casi todas las demás prefirieron describirse como “heterosexual la mayoría del tiempo” o “las chicas son algo ocasional”. A continuación les presento todo lo que aprendí tras hablar con 60 mujeres acerca de sus vaginas.

Es muy difícil describir vaginas 

Mientras que la semana pasada los hombres recitaron datos estadísticos como si sus penes fueran parte de la alineación principal del equipo de los Packers, las mujeres tuvieron muchas dificultades para encontrar adjetivos que pudieran describir sus vaginas. Muchas de ellas expresaron esta parte con una serie de preguntas que denotaba su inseguridad. Laura, una chica de 24 años originaria de Norfolk, Inglaterra dijo: “Los labios entre mi clítoris y mi vagina son medianos (creo). No hay nada alrededor del orificio, ¿tiene sentido lo que digo?”

Las descripciones que utilizaban eran muy variadas. Mencionaban una gran cantidad de colores (desde morado, rojo, rosa, hasta una vagina parcialmente albina) y toda clase de formas y comparaciones (más adelante habrá mas detalles). Fue abrumador descubrir que, al igual que los hombres, las mujeres básicamente creen que sus vaginas son promedio. Stephanie, una chica de 27 años nacida en Brooklyn, EU dijo: “Hay cierta raza de perros que te hace pensar: ‘Ese es un perro muy genérico. Como la foto de un perro que ves en el diccionario’. Pues así es como me siento respecto a mi vagina. Mi doctor siempre dice: ‘¡Se ve muy bien!’ Eso me hace sentir que todo está en orden y que la cuido bien”.

La descripción vaginal más ambigua fue la de Amelia, una chica de 19 años originaria de Escocia, quien dijo que su vagina se veía como “un ratón bebé atrapado dentro de un montón de ramitas”.

Hay muchas palabras para decir “vagina”. Parece como si se le fuera a poner un nombre a un bebé.
Sin escoger un orden particular, las mujeres que respondieron la encuesta llamaron a sus vaginas: Vajayjay, flor, amiga, herida, pussy, pucha, panocha, papaya, panela, raja, bistec, coño, chocho, coneja, araña, mono, pepa, quesadilla, trompuda, chimuela, rajada, concha, peluche, cucaracha, pantufla, empanada, niña, etc.


De todas las mujeres que respondieron, sólo FG, una mujer de 30 años que vive en Londres, no tenía un apodo. “Es una vagina, no un perro”, dijo. “No quiero ponerle un nombre”.

Casi todas quieren que dejen de llamarle “flor” a sus vaginas
“Es como el equivalente verbal de toallas sanitarias aromatizadas (que cubren algo que no necesita que lo cubran y demasiado bello para la función que desempeña)”, dijo una chica de 24 años que vive en Melbourne y que pidió que le llamáramos Spongeworthy. “Las vaginas se parecen a las flores en la misma medida que los penes a las paletas de hielo. Creo que sería mejor compararlas con… pastel? ¿tacos? ¿bollos de hotdog?”

Esta chica representó la opinión de la mayoría de las encuestadas, quienes propusieron comparar más acertadamente a la vagina con un valle montañoso (muchos paisajes en general), ostras y “creaturas marinas peludas”. “Nosotras no vamos por ahí comparando a los penes con dientes de león. ¿Por qué no sólo llamarlos por su nombre?”, preguntó una mujer llamada Heather.

Otros nombres alarmantes fueron las clásicas palabras “pussy” y “coño”. La palabra “pussy” era incluso más desalentadora que “coño”. Al parecer “coño” se está volviendo más popular. Aunque que muchas mujeres aseguraron que “coño” era la palabra que menos les gustaba, está palabra también estaba entre las palabras más usadas para describir las partes privadas femeninas. A la palabra “pussy” no le fue tan bien. Casi la mitad de las encuestadas aseguraron que les daba asco. Al otro lado del océano, el nombre que más odiaban era “bistec”, aunque Em, una chica de 23 años que vive en Toronto, hizo un comentario muy acertado: “Comparar los labios vaginales con un bistec es ofensivo. La gente debería valorar más tanto a los labios vaginales como al bistec”.

Las quejas más comunes sobre la vagina: 
1) El tamaño de los labios vaginales (ver más abajo) (es decir, en el artículo, no en tus pantalones) (o tal vez sí, no sé quién eres).
2) Problemas relacionados al periodo menstrual (flujo, cólicos) y secreción excesiva.
3) La frecuencia de la candidiasis vaginal, infecciones en las vías urinarias y cualquier otro tipo de infecciones y molestias no relacionadas al sexo.
4) Miedo al desgarre por parto.
5) Novios pendejos durante la adolescencia diciendo cosas crueles y traumatizantes sobre sus perfectas y saludables vaginas.

Las expectativas poco realistas provocadas por el porno no tienen fundamento
Algunas mujeres aseguraron que en el porno se presenta una “vagina porno” irreal e idealizada que es “compacta”, “perfecta” y “apretada”. Por el contrario, la mayoría de las encuestadas dijeron que el porno fue uno de los primeros lugares donde pudieron ver la realidad sobre lo diferentes que son las vaginas. “Yo veo porno para excitarme pero también me encanta por que veo vaginas de muchos colores, formas, texturas y tamaños”, dijo Martha, una asistente de dentista de 27 años que vive en York, Inglaterra.

En general, estas mujeres consideran que el porno las ayuda a que tengan más autoestima y en realidad no provoca tanta ansiedad. “Hay muchos tipos de vaginas, es imposible compararlas. Ver porno me ayuda a disfrutar más la mía por que así sé que mientras funcione, va a darnos placer a mí y a mi pareja", dijo Samantha, madre de dos hijos que vive en Oregón.

Cosas sobre las vaginas por las que las mujeres sienten más curiosidad:
- Cómo lograr una eyaculación femenina.
- Cuándo probar el “vajazzling”.
-¿Se pueden controlar los pedos vaginales?
- Dejar crecer sus vellos “sólo para ver qué tal”.
- El sabor y el olor (como dice una mujer, “creo que sería divertido experimentar para que tenga un aroma distinto, que huela o sepa a frutas o dulce”).


Fotos vía Justin William y public-domain-image.com

A las mujeres les preocupa el tamaño de sus labios vaginales

Aunque algunas se sentían muy bien con sus labios vaginales (“¡Creo que están lindos![labios gorditos con suficiente vello púbico recortado y un clítoris súper lindo!]”, dijo Peach, una chica de 18 años que vive en Hamilton, Ontario, y que es la encuestada más joven. Esta parte del cuerpo se mencionó con más frecuencia en la pregunta de “¿Tienes alguna queja?” del cuestionario.

Muchas opiniones negativas tendían a centrarse en lo que una mujer describió como “tener mucha carne en los labios menores”. Una mujer londinense dijo: “uno de mis labios es tan grande que se puede ver desde afuera. Nunca me ha gustado. Creo que mi vagina se ve extraña. En realidad, hasta el momento sigue sin gustarme”. Heather, una mujer de 20 años que vive en Reino Unido, dijo: “Citando a la gran Stoya, si mi vagina fuera un emoticón, se vería así :P”.

Una mujer de Texas con labios vaginales largos y asimétricos explicó la raíz del problema: “Si estoy parada no se ven para nada pero a veces es incómodo y me hace sentir un poco rara. Durante el sexo no tengo ningún problema pero a veces se roza con mi ropa interior… Meter el labio que cuelga no es tan fácil como sacarse el calzón, ¿saben?”

Las encuestadas con labios grandes tenían opiniones similares a los hombres con penes no tan grandes de la semana pasada. Muchas tuvieron malas experiencias con esa parte de su cuerpo cuando era más jóvenes pero con el tiempo han llegado a aceptarlo y hasta a valorarlo. “Uno de mis labios es más grande que el otro y creo mi clítoris también es muy grande, aunque no estoy segura. Solía pensar que mi vagina era bella, rosa y adorable pero después de que un ex pendejo describió su apariencia como “complicada”, ahora creo que todas las vaginas son raras”. Dijo Anna, una chica de 23 años que vive en Londres y dijo sentirse “muy apegada” a su vagina en general.

Aunque, en general, las mujeres en verdad aman sus vaginas 

En serio. Sin importar las quejas sobre el flujo abundante, secreciones que huelen feo, labios que cuelgan y el gusto por distintos estilos de vello púbico, casi el cien por ciento de las mujeres aman con locura su vagina. María, una mujer de 27 años originaria de Londres, dijo: “la mía no es pequeña y pulcra como la de otras chicas. Aún así me gusta mucho y la cuido. Ahora soy más abierta y estoy feliz de tener una. Creo que eso está relacionado al orgullo de ser mujer”. Melissa y Aussie dijeron “Mentiría si dijera que no considero que mi vagina es una muy buena amiga. Somos las mejores amigas de la vagina”.

“El amor no es suficiente para describir lo que siento”, dijo Ella, que vive en Edmonton, Inglaterra, “Mi vagina es lo mejor que me ha pasado en la vida. La amo más que a Netflix”, dijo una chica de 20 años llamada Violet.


Tomado de Vice México.


viernes, 26 de septiembre de 2014

Fotógrafa retrata los pechos de 100 mujeres normales para derrumbar prejuicios

Laura Dodsworth ha retratado y entrevistado a 100 mujeres sobre cómo se sienten con sus pechos, y cómo su cuerpo ha influido en su forma de verse y relacionarse con los demás.



No sabemos qué es más impactante, el hecho de que haya tantos pechos tan distintos, o el hecho de que esto sea impactante. Basta echar una ojeada a estas imágenes para darnos cuenta de que los pechos que estamos acostumbrados a ver son completamente distintos. El cine, la televisión y la publicidad insisten en mostrarnos una y otra vez a la misma mujer y los mismos pechos, con apenas pequeñas variaciones.


Fue esto lo que hizo a Laura Dodsworth agarrar la cámara y entablar un diálogo con 100 mujeres acerca de lo que piensan sobre sus cuerpos. “Quería rehumanizar a las mujeres a través de fotografías honestas”.



Dodsworth entrevistó a cada mujer a profundidad, iniciando con la pregunta de cómo se sentían con sus pechos, lo cual, se dio cuenta, fue casi como preguntar qué se sentía ser mujer. Los pechos juegan un papel fundamental en la identidad femenina, en la imagen que las mujeres se hacen de sí, en sus relaciones con otras mujeres y con los hombres, en su papel como madres y en su envejecimiento.

Las mujeres entrevistadas van desde los 19 hasta los 101 años, todas con historias de vida muy distintas. Para Dodsworth, llevar a cabo este proyecto ha sido un proceso catártico. Su sensación acerca de sus propios pechos ha cambiado; ahora los siente más cerca e, incluso, se han vuelto más erógenos.



Cada mujer entrevistada ha tenido que enfrentarse de una u otra manera a una gran carga de prejuicios; han tenido que recorrer caminos a veces tortuosos para comprender y aceptar sus cuerpos.

Actualmente, Laura busca juntar fondos en Kickstarter para editar un libro con su trabajo. Si quieres conocer las historias de estas mujeres (todas contadas de manera anónima) puedes entrar a su página: Bare Reality.

Tampones en fuga, video juego creado por 2 mujeres adolescentes


Adolescentes crean “Tampones en fuga,” video juego para combatir el tabú en torno a la menstruación.


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Las estudiantes preparatorianas Andrea Gonzales y Sophie Houser crearon un nuevo juego para computadora llamado “Tampones en fuga”. El juego es tan sencillo que incluso quienes no se consideran “gamers” (jugadores frecuentes) podrán jugarlo:
“Pégales a todos los enemigos con tus tampones. No dejes que te pasen. Confiscarán tus tampones. Reúne todas las cajas de tampones que puedas para tener más. Si se te acaban: GAME OVER.”  (Nota: Sabemos que en la vida real, no los extrañarás, si ya usas la copa menstrual, tampones tejidos o toallas y pantiprotectores de tela. ;) )

Las jóvnes se conocieron en un programa de verano. Explican que “Aunque el concepto del video juego podría parecer extraño, es todavía más extraño que nuestra sociedad ha aceptado y normalizado las armas de fuego y la violencia mediante video juegos, pero todavía enocntramos que los tampones y la menstruación son temas de los que no podemos hablar.”

La meditación y la salud ¿Qué sucede al meditar?

‪#‎MeditarEsSalud‬. Una buena y pronta recuperación ante una enfermedad o dolencia física requiere de un largo trabajo por parte del paciente: toma de medicación, cuidado en el estilo de vida y, especialmente, un buen ánimo. Éste último influirá en la calidad de vida de cualquier persona, mucho más de las enfermas. Para conseguir tranquilidad, felicidad, alegría y, por tanto, salud mental, se ha comprobado que la meditación es un gran camino.



A través de la meditación se consigue liberar el estrés y crear paz y tranquilidad interior. Este estado anímico es muy importante para avanzar en la mejoría física de una persona, ayuda mucho a la recuperación de una enfermedad, por lo que los médicos recomiendan a sus pacientes la meditación.

Además, la meditación consigue que el practicante se relaje y se concentre en un punto. Ésto ayuda a que el paciente se enfoque en su curación y en la superación de la enfermedad, logrando bienestar.


Aceptar la realidad para un enfermo es esencial. Mediante la meditación el paciente aprende a vivir el presente, tal y como es, valorando sus cosas bellas y las que no lo son tanto, y dando gracias a la vida por todo. Esta actitud mejorará su autoestima y las ganas de luchar por su curación.

Está clínicamente probado que una buena dosis de ejercicios de respiración y mejora el riego sanguíneo, elimina las contracturas y reduce las molestias en las enfermedades musculares y los síntomas de tensión.


Un paciente tranquilo y relajado conseguirá muchos más beneficios de la medicina que otro que tenga miedos y dudas.

La confianza en uno mismo que genera la meditación hace posible que los pacientes crean en la posibilidad de vivir y de cura, crean en sí mismos, se valoren y saquen fuerzas para continuar curándose. El pensamiento positivo es esencial para la curación de cualquier enfermedad o dolencia, sea del tipo que sea.


La meditación ayuda que las personas se conozcan mejor a sí mismas al contactar con su esencia interior. De esta forma, sabrán reorganizar su vida hacia el lugar adecuado, hacia el lugar donde realmente desean ir: realizar las cosas que gustan, encontrarse con gente con la que se comparten alegrías, etc. Esta forma de vida ayuda a mejorar el ánimo y, por tanto, la salud.


Consejos:

- Medita todos los días durante unos minutos.

- Escucha a tu interior y guíate por éste para conseguir la felicidad.

- Disfruta cada día y cada instante.



Tomada de Luzvida. 

Chía: una semilla que aporta grandes beneficios.

Un día cualquiera decidí iniciar una vida sana en todos los aspectos: amor, familia, trabajo, cuerpo y alimentación. Y ese mismo día decidí que un buen inicio es empezar por la alimentación para que haya una mejora en paquete. Fue así como preguntando entre mis amistades, las semillas de chía resultaron una sana, agradable y eficaz opción.



Empecemos por decir que la chía es una semilla pequeña negra y blanca comestible de la planta Salvia hispánica de la familia de la menta que crece en abundancia en el sur de México, y que fue un componente principal de las dietas aztecas y mayas en la época precolombina, tanto que son consideradas como la ración básica de supervivencia de los guerreros aztecas, llamándola el alimento de los dioses.

Ha sido considerada una fuente de energía capaz de permitir a una persona sobrevivir por largos períodos de tiempo sólo con comer un par de cucharadas, beneficiando la reducción de los niveles de colesterol, además de favorecer la hidratación.

Por ello, es un alimento muy completo para quienes practican deportes como carrera o para quienes sólo desean un menú sano, pues también da resistencia y puede ser incluido en la dieta diaria agregándosela al agua, jugos o como condimento en ensaladas.  

Razones para consumir chía:

Colesterol alto y presión arterial. Son fuente de Omega-3, lo cual es bueno para el corazón y para reducir el colesterol.

Rica en calcio. Contienen más calcio por gramo que la leche. Siendo ésta un mineral esencial para la fortaleza ósea y la densidad, y para las madres embarazadas y lactantes.

De fácil consumo. Por su sabor neutro, puede ser un sustituto de la harina. Pueden añadirse a los jugos de frutas frescas, sopas y yogurt, y a los productos horneados como panes o galletas para fortificarlos.

Hidratante. Las semillas de chía absorben agua, así que comer antes de una carrera o sesión de ejercicios puede ayudar a retener el agua por más tiempo.

Obesidad. Ofrecen una sensación de saciedad que dura mucho tiempo, provocando reducción del hambre.

Sistema Inmunológico. Ricas en antioxidantes, pueden ser útiles para reforzar el sistema inmunológico y promover la regeneración celular.

Desintoxicación y eliminación de radicales. La acción de la semilla de chía en el cuerpo, ayuda a bajar la hinchazón en el cuerpo mientras limpia y calma el colon, absorbe las toxinas al mismo tiempo que ayuda a eliminarlas. Y además, benefician el tránsito intestinal.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Detecta los síntomas de un colon irritable

Si bien este trastorno es conocido como “colon irritable”, la denominación actual es “síndrome de intestino irritable” (SII). Está dentro de lo que llamamos “trastornos funcionales del aparato digestivo”, junto a otras entidades como la dispepsia o la constipación funcional.


En estos trastornos predominan los síntomas crónicos. Pueden ser muy intensos, sin que se pueda demostrar daño o lesión significativa en el aparato digestivo, reseñó el portal Entre mujeres del diario Clarín.

Muchas veces en los estudios realizados a los pacientes hay hallazgos que no están realmente relacionados con los síntomas, como divertículos colónicos o pólipos de vesícula. Generan confusión o, incluso, se realizan tratamientos inadecuados con medicamentos o cirugías innecesarias.



¿Cuántos casos hay en el mundo?

Se estima que entre el 9 y el 22% de la población occidental tiene síntomas de SII. Por lo tanto, el número de personas que lo padece es enorme. Se asume que sólo aproximadamente la mitad de las personas con SII consultan al médico por este motivo, quizás movidos porque tienen síntomas más intensos o porque les generan mayor preocupación o temor. El SII altera significativamente la calidad de vida de quienes lo padecen y es una causa importante de ausencias laborales y aumento de gastos en la atención de su salud.



¿Es más común en hombres o en mujeres? ¿De qué edades?

Es más frecuente en mujeres que en hombres, en una relación de 3 a 1. En general comienza a expresarse clínicamente en gente joven: en la mayor parte de los casos se inicia antes de los 45 años. Aunque es menos frecuente, puede empezar en la niñez o en personas de mayor edad.



¿Cuáles son los síntomas que podemos detectar?

* Los síntomas son crónicos, o sea de larga data. El diagnóstico de SII debe realizarse con mucha cautela cuando los síntomas son de reciente comienzo.

* El dolor abdominal es el principal síntoma. En general aparece en la parte baja del abdomen y hacia ambos o un solo lado. También puede darse en las zonas laterales y muchas veces se irradia hacia atrás, hacia la zona lumbar, o incluso hacia las piernas.

* Suele ser un dolor sordo, aunque a veces hay sensaciones de quemazón, ardor o pinchazos.

* Estas molestias suelen mejorar con la evacuación intestinal, aunque a veces se intensifican. El dolor está acompañado de alteraciones en la forma de evacuar el intestino, ya sea estreñimiento o diarrea, muchas veces alternando entre ambos y con días o épocas de normalidad.

* El estado emocional impacta fuertemente en la intensidad del cuadro. Mejora mucho en períodos buenos y empeora con el estrés emocional. Las pérdidas, la intolerancia a la incertidumbre, la frustración y el miedo exacerban los síntomas y, cuando no son bien entendidos por el paciente, se crea un círculo vicioso que agrava la situación. No es fácil para nadie entender que puede haber dolor intenso sin daño estructural, orgánico. Es muy importante aceptar que así como solemos tomar con naturalidad que una persona puede tener dolor de cabeza sin tener una enfermedad orgánica, es posible tener dolor abdominal sin daño orgánico.

* En la generación del cuadro también influyen aspectos genéticos, la flora intestinal y la dieta.

En el día a día, ¿qué hábitos ayudan y cuáles perjudican?

Los alimentos juegan un rol importante y en general los pacientes no toleran bien ciertos vegetales (como los de hoja, crucíferas, legumbres, ciruelas, exceso de cítricos) y deben también poner atención en la tolerancia a los lácteos fluidos. Las fibras aportadas por otros vegetales y el psyllium suelen ser bien toleradas y son de beneficio tanto en la diarrea como en la constipación asociada al SII.

¿Qué tratamientos hay disponibles?

Lo más importante es que la persona que sufre de SII tenga un diagnóstico correcto y comprenda que, a parte de las molestias, este problema no induce otras patologías como enfermedades intestinales más severas o cáncer. Comprender la verdadera significación que tienen los síntomas suele acarrear alivio y mejoría del cuadro. Por otra parte, en los casos más severos hay medicación que ayuda a disminuir la sensibilidad intestinal directamente involucrada en la génesis de los síntomas.

En resumen, un diagnóstico correcto, una comprensión de los mecanismos y un manejo clínico adecuado permiten en la gran mayoría de los pacientes reducir los síntomas y retomar una buena calidad de vida.

Lo que tienes que saber antes de tomar pastillas anticonceptivas

Son muchas las dudas que se tienen al iniciar un tratamiento anticonceptivo, en este caso, con pastillas.



En primer lugar, debes asesorarte con un ginecólogo y que éste te evalúe para determinar el método más efectivo para ti, adaptado a tus condiciones y necesidades, recomienda la ginecóloga valenciana, Maryory Gómez, a través de su Twitter, @ginecoestetica.

“La pastillas anticonceptivas es el método más popular, pero su eficacia depende de tu capacidad de no olvidar la toma diaria (…) Si eres olvidadiza tomando tus pastillas, solicítale a tu ginecólogo que te oriente con un mejor método anticonceptivo ya que pueda causar manchas entre periodos menstruales”, alerta la doctora.

Mira las recomendaciones antes y durante la toma de anticonceptivos orales:

- Siempre debes comenzarla con la menstruación, ya sea el primero o último día. Si inicias las pastillas fuera de la menstruación, puede ocasionar trastornos menstruales.

- Si estás iniciando la toma de las pastillas anticonceptivas, debes esperar por lo menos una semana para que las mismas sean efectivas.

- Si estás dentro de los primeros 3 meses de la toma de las pastillas anticonceptivas, puedes presentar algún tipo de sangrado.

- Se puede tomar durante toda la vida fértil de la mujer, siempre y cuando sea prescrita por tu ginecólogo.

- Si tomas pastillas anticonceptivas, durante los días de descanso sigues aún protegida.

- Si deseas suspender la toma de pastillas, es conveniente esperar que se complete un ciclo menstrual y dejar de tomarlas al final de éste.

- En ocasiones lo común es no ovular en el primer mes luego de la suspensión de pastillas.

- En ocasiones algunas mujeres nunca tienen su periodo menstrual porque quedan embarazadas de inmediato luego de suspender las pastillas.

- El anticonceptivo oral no es causa de defectos al nacimiento si el mismo lo suspendiste muy cercano al inicio embarazo.

Riesgos
- Algunos antibióticos pueden causar que tu anticonceptivo sea ineficaz.

- Las evacuaciones diarreicas puede disminuir la absorción de las pastillas anticonceptivas poniéndote en riesgo a un posible embarazo.

- Dolor de senos puede ser un efecto colateral de algunos anticonceptivos. Acude a tu médico si no te sientes bien.

- Pasar de un tipo de pastilla a otro puede causarte reglas escasas y de color oscuro.

- Si eres fumadora y tomas anticonceptivos orales, tienes 5 veces más riesgo de morir por un ataque cardiaco que las que no fuman.

- El uso prolongado de anticonceptivos hormonales no causan infertilidad, no intoxican, no necesitas tomar nada para limpiar tu cuerpo.

- Si eres fumadora y usas anticonceptivos hormonales, tienes un mayor riesgo de sufrir una trombosis o infartos.

- Si haces uso prolongado de anticonceptivos hormonales, puede causarte cefalea, várices, problemas gástricos, manchas en la piel, entre otros.