Imagen: "Maiden, Mother, Crone" de Ellen Million |
Nota: Este artículo contiene información que podría ser útil para todo tipo de personas con vagina, incluyendo mujeres trans y cis, personas intersexuales, hombres trans y personas no binarias y sin género. Los cambios vaginales relacionados con las hormonas y la menopausia difieren de persona a persona y cada experiencia puede variar. También queremos reconocer que no todas las mujeres tienen vagina y que ellas podrían encontrar que esta información no es relevante para su experiencia.
Como si la pubertad y el parto no fueran suficientes, a tu vagina -y el área que le rodea- les esperan muchos más cambios conforme pasa el tiempo, especialmente después de atravesar la menopausia. Tristemente, estos cambios no son temas que se comenten muy seguido, lo que significa que estamos típicamente desinformadas y afligidamente no preparadas para la realidad del proceso de envejecimiento de nuestras vaginas.
Ya no será así. Sigue leyendo para descubrir exactamente cómo tu vagina se transforma y ajusta a la madurez, así como también algunos consejos de dos expertas para mantenerla saludable y -sí- también activa.
1. El vello que las protege
Quizás sea el cambio más notable en tu área vulvovaginal el que el vello se torne cano, delgado y hasta desaparezca.
“Normalmente, no pierdes todo tu vello púbico, pero sí desaparece mucho de él,” de acuerdo con la Dra. Yael Swica, practicante en Village Women’s Health en la ciudad de Nueva York y profesora clínica asistente del Center for Family and Community Medicine en la universidad de Columbia.
Los vellos/cabellos, según sea el caso, que recubren tu cuero cabelludo, piernas y axilas también pueden volverse más delgados después de la menopausia.
El lado bueno de esto es que si te rasuras o depilas, podrás hacerlo con menos frecuencia conforme vayas envejeciendo.
Para algunas, el lado no tan bueno es que empezará a aparecer vello en otras partes de tu cuerpo. “Hay mujeres que empiezan a ver vello en su rostro y en otras partes donde preferirían no tenerlo,” dice la Dra. Margery Gass, ginecóloga certificada y directora ejecutiva de la North American Menopause Society.
Mientras que el tener vello en nuestro cuerpo es algo perfectamente normal que debiera ser también aceptable, muchas mujeres no lo quieren o se sienten presionadas para eliminarlo.
Y si realmente quieren quitárselo, siempre hay cómo: cremas, distintas técnicas de depilación, etc.
2. Tu vulva cambiante
Primero lo primero: Aunque están íntimamente conectadas, tu vulva y tu vagina son dos cosas distintas.
“La vulva es la parte externa y la vagina es el canal en sí,” dice la Dra. Swica. Es algo muy común que las personas “hablen de su vagina cuando en realidad se están refiriendo a su vulva, labios mayores, labios menores, clítoris o incluso uretra.”
Tu vulva permanece casi sin cambios desde tus últimos años puberales hasta alrededor de los cuarentas, incluso hasta los cincuenta y tantos. En algún momento, sin embargo, empezaremos a percibir cierta atrofia vulvovaginal (también conocida como Síndrome Genitourinario de la Menopausia) y con ella la pérdida gradual de estrógenos que normalmente acompaña la perimenopausia y la menopausia.
Esto significa que “el tejido se torna más pálido y liso, los labios pueden volverse menos distintivos y la vulva perderá su voluptuosidad.”
Pese a que se ha visto un aumento de procedimientos de labioplastia en los últimos años, este proceso es algo natural y no es para alarmarse.
“No creo que las personas debieran preocuparse por ello,” dice la Dra. Gass. Simplemente, haz lo de siempre: lava el área suavemente con agua y sigue con tu vida.
3. El área vulvovaginal
La atrofia gradual del área vulvovaginal afecta tanto a la vagina como a la vulva.
“La pérdida de estrógenos puede producir cambios dramáticos en la apariencia y función de la vagina,” dice la Dra. Swica. “El orificio de la vagina puede empezar a encogerse, y la longitud de la vagina también se puede ir acortando. Asimismo, puede que empieces a experimentar cierta irritación.”
Esta irritación se debe a que las paredes vaginales se van haciendo más delgadas y pierden su elasticidad, así como su humedad.
“Entre 20-50% de las personas empiezan a reportar que sienten ardor o comezón. Durante el coito, esta sensación puede agravarse. Y es entonces cuando finalmente llegan a notarlo, ya que puede llegar a ser doloroso."
Y mientras que el sexo es el instigador principal de la comezón, añade la Dra. Gass, “Hay quienes sentirán estas incomodidades en otros momentos, quizá cuando están caminando o haciendo ejercicio.”
4. Rascarse
Afortunadamente, existe cómo aliviar esta incomodidad que acompaña la atrofia vulvovaginal.
- “Los humectantes son algo que puedes utilizar dos veces a la semana, para mantener húmeda tu vagina,” dice la Dra. Swica. “Los humectantes pueden eliminar esa sensación de resequedad.”
- “Los lubricantes son para cuando necesitas mucha más humedad, como sería para el caso de la penetración durante el coito. Existen lubricantes elaborados con silicón, aceite y agua (definitivamente la mejor opción), pero también puedes utilizar aceite de oliva o aceite de coco. Para evitar cualquier escurrimiento, puedes utilizar un pantiprotector (¡mejor si es de tela!).” Ahora, si te preocupa una reacción adversa, la Dra. Swica sugiere “aplicar un poco del producto como prueba en tu antebrazo antes de utilizarlo en tu vulva-vagina.”
- Para restaurar la humedad, la terapia estrogénica local es una dosis de hormonas que se puede administrar vía pastillas, cremas o un anillo, y puede ser aplicada por “cualquier persona que practique cualquier tipo de cuidado ginecológico.”
- Para las personas con vagina que quieren seguir teniendo sexo, “es mejor tener una actividad sexual regular,” dice la Dra. Gass, ya que la estimulación y el coito mantienen húmeda y flexible a la vagina.
La Dra. Gass no está a favor de recomendar los lavados vaginales (“a menos que se esté tratando una condición específica”), ni el jabón o productos tales como suavizantes para lavar tu ropa interior.
“En el pasado, se acostumbraba utilizar ropa interior de algodón y esto sigue siendo recomendable, pero el mercado de la ropa interior ha cambiado y parece que la diferencia entre un material y otro es algo que las personas tienen que experimentar por sí mismas.”
5. Las infecciones
¿La buena noticia? El envejecer no necesariamente significa más infecciones por levaduras (también conocida como Candidiasis).
La mala: Al envejecer podrías experimentar más de esas otras infecciones.
“Sin la producción de estrógenos, la flora de la vagina cambia y el tejido de la uretra se torna más delgado, entonces nos volvemos más propensas a infecciones del tracto urinario,” dice la Dra. Swica.
“El epitelio se torna más delgado, por lo que somos más vulnerables a las enfermedades de transmisión sexual y al VIH. También te vuelves más propensa a la vaginosis bacteriana (Más sobre esta infección aquí: http://helechoverde.blogspot.mx/2013/12/las-infecciones-vaginales-mas.html). Esta infección puede hacer que algunas personas sientan que su vagina se encuentra demasiado húmeda y también empiecen a percibir el olor característico de esta infección.” (Ver Olores vulvovaginales y lo que significan)
La terapia estrogénica local puede detener el inicio de algunas infecciones al restaurar la flora vaginal.
La humectación, la lubricación y el sexo también son de gran ayuda, pues mantienen la elasticidad del tejido vaginal, reduciendo el riesgo de pequeños desgarros.
La Dra. Gass sugiere no caer en utilizar ningún lubricante con olor o sabor artificial debido a que “eso podría producir una predisposición a algunas infecciones, como, por ejemplo, la Candidiasis.”
6. Tu líbido
Tu líbido podría cambiar con el paso del tiempo. Pero también puede ser que nunca llegues a experimentar cambios que no consideres ya de por sí normales en ti.
La líbido depende de un abanico de factores, desde tus niveles hormonales hasta tu estado emocional y también ciertas limitaciones físicas. Es que cada persona es diferente.
Como sea, tú puedes hacer que el sexo se convierta cada vez en una experiencia más agradable – y, de paso, mantener tu vagina lubricada, flexible y sana – siempre que te mantengas sexualmente activa. “En cuanto a cómo tu actividad sexual afecta tu vagina, solo puedo decir que ‘si no la usas, la pierdes’. Es importante seguir teniendo sexo,” comenta la Dra. Swica.
La Dra. Gass está de acuerdo. “Así es, el aspecto clave es que seas regular. Míralo como como un ejercicio o un deporte. Si no practicas tu deporte favorito durante seis meses y luego esperas regresar al campo y divertirte como si nada, corres el riesgo de salir de allí muy adolorida. Un patrón de actividad sexual regular es mejor que periodos largos de abstinencia.”
No existe ninguna razón para que te eches a volar sola: “Hay cosas que las personas pueden usar – muchos dilatadores y vibradores – y estos pueden ser muy útiles cuando no se tiene una pareja.”
7. Hablemos del prolapso uterino
Si nunca lo has experimentado, probablemente has escuchado hablar del “prolapso uterino”, el cual ocurre cuando los órganos empiezan a salirse de su lugar acostumbrado debido al debilitamiento de los músculos del suelo pélvico.
De acuerdo con la Dra. Gass, “entre 30-40% de las personas llegan a experimentar algún grado de prolapso uterino, pero existen muchos tipos de prolapsos, ya que dependen del órgano afectado – vejiga, útero, la parte superior de la vagina, la uretra.”
Aunque esta condición no suele ser dolorosa, el prolapso uterino puede ser alarmante y hay casos en los que la intervención puede llegar a ser necesaria para regresar los órganos a su lugar. Entre quienes son más propensas a experimentar esta condición, se encuentran las personas que fuman y las personas que han parido muchxs hij@s.
Para prevenir el prolapso uterino, es importante que ejercites tu suelo pélvico – un proceso que se recomienda después del primer embarazo llevado a término y continuar a lo largo de tu vida.
Los Ejercicios de Kegel son aquellos que pueden realizarse para mantener la tonicidad de los músculos del suelo pélvico. (Encuentra cómo hacerlos aquí: Anatomía femenina y los ejercicios de Kegel para fortalecer el suelo pélvico)
Felizmente, los orgasmos también son otra opción para mantener los músculos del suelo pélvico en buen estado. “¿Esas contracciones que se producen en la vagina cuando alcanzas el orgasmo? Sí, esas equivalen al ideal de los Ejercicios de Kegel,” dice la Dra. Swica.
Cuándo debes consultar a un@ profesional
Para mantener tu vagina saludable, la Dra. Gass recomienda que anualmente te realices un examen ginecológico. Estas visitas no necesariamente tienen que ser las mismas a las que acudes para realizarte el papanicolau o un estudio pélvico.
Sencillamente, haz una cita con tu médic@, si notas cualquier cambio o síntoma inusual.
“La comezón crónica, el dolor, flujo irregular, olores muy fétidos y fuertes, sangrados vaginales, etc. – todas éstas serían razones suficientes para visitar a tu ginecólog@ o profesional de la salud y realizarte un examen pélvico”
Sobre todo, recuerda darles voz a todas tus preguntas e inquietudes. “No tengas miedo de hablar en confianza con tu ginecólog@ o médic@ acerca de lo que estás sintiendo y observando,” sugiere la Dra. Swica.
“Aunque sabemos que entre un 25 y 45% de las personas experimentan síntomas, solo una cuarta parte de ellas se atreven a mencionárselo a su médic@. Y es que muchxs médic@s ni siquiera llegan a tocar el tema durante la consulta… Pareciera que las personas simplemente dan por hecho que todo lo que están sintiendo es normal, porque nadie se atreve a hablar de ello. No te calles, ni te aguantes, dejando que empeore la situación. Infórmate, porque todo esto es tratable.”
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