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domingo, 5 de octubre de 2014

Sabuesos: Están obsesionados con el sexo durante la menstruación

por Maureen O'Connor

Hace algunos meses, una amiga contó una historia jugosa acerca de otra amiga y una estrella de pop. “Ella tenía su periodo y él dijo que le atraía especialmente. O sea que era lo suyo.” La historia incluía sangre menstrual en la cara del músico y la versión menstrual de una sonrisa después de comer. “Guácala,” grité con terror cuando mi amiga añadió “Pero existe eso, verdad? Hombres a los que les gusta la menstruación?” No sólo toleran el sexo durante la menstruación, sino que lo buscan y se emocionan.
Al mismo tiempo, me sentía escéptica. Pero después de encuestar a amigos, extraños y a algunos expertos en el tema, puedo afirmar que eso de que “la menstruación sea lo suyo” es definitivamente “algo,” para hombres y también para mujeres. Algunas razones son físicas y hormonales; otras son prácticas; y muchas más están ligadas a asociaciones eróticas y se enorgullecen de su aprecio y disfrute del cuerpo femenino sin ninguna censura. En los hombres, tal orgullo es una especie de machismo moderno, definido como “conocimiento hardcore”. La menstruación es...pues, asquerosa. Puede dañar tu tapicería de una manera irreparable. Está compuesta por una substancia que provoca que las personas se desmayen al verla. Por lo tanto, el sexo menstrual es una técnica avanzada, disponible sólo para hombres y mujeres con paladares sexuales especiales y psiques también especiales. Como dijo Louis C.K. al burlarse de los jóvenes que sienten aversión hacia la menstruación, “Siempre lo haces en el hoyo de su menstruación, idiota, cuál es el problema? Me importa un comino si estás menstruando, ven para acá. Tengo 41 años y te haré sentir como nunca, tomaré tu sangre. Celebremos.” 
Mi amiga Daniela le hace eco a este sentimiento. “Un hombre de verdad baja a saludar durante tu menstruación. Y le encanta,” escribió en un correo. Los ingenuos sexuales le tienen miedo a los encuentros; aquellos con experiencia no se sentirán perturbados. “Y a ti también te encantará. La vagina es mucho más sensible cuando estás menstruando,” continúa diciendo Daniela.
Para algunxs, el sexo menstrual no es una necesidad sucia para quienes están desesperados por tener sexo; es una actividad por la que esperan todo un mes, con gusto. Otra conocida describió “un actor indie que sólo quería tener relaciones conmigo durante mi menstruación,” y “un director de arte que estaba obsesionado con los tampones como props.” El segundo evoca un eco desafortunado de las acusaciones de una modelo contra el fotógrafo Terry Richardson: “Cordialmente decliné su oferta para hacer una infusión con mi tapón menstrual,” escribió Jamie Peck refiriéndose a la solicitud de Richardson para “jugar con” su tampón durante una sesión de fotos.
Pero esta fascinación por la menstruación no es sólo para lxs perversxs con fama. Una amiga a quien llamaremos Maya una vez tuvo un novio que vivía lejos, a quien llamaremos David. David le rogaba que planeara sus visitas cuando coincidiera con su menstruación. “Y David ni siquiera era jipi,” reflexionó en un chat. “Este es un tipo que usa ropa de Patek Phillippe como si fuera algo normal.” La primera vez que tuvieron sexo durante su menstruación fue la semana antes de que David se mudara al otro lado del país. “Yo había estado posponiendo mi menstruación, saltándome mis pastillas anticonceptivas durante la semana de la menstruación durante como 4 meses, porque sabía que se mudaría, pero estaba tan enamorada de él que no quería perdérmelo antes de que partiera. Pero claro que la semana antes de irse, se desató mi DILUVIO DE MIL Y UN MENSTRUACIONES. Fue como una escena de Los diez mandamientos.” Para su sorpresa, David se emocionó desde el día 1, proclamando que la situación era muy “cachonda” incluso cuando emergió de entre sus piernas embarrado de sangre desde la cintura hasta las piernas. “Él dijo que ‘el olor a almizcle’ lo prendía,” recordó ella, una nota sensorial que escuché decir a más de un hombre. “El atractivo está en el olor,” escribió un hombre heterosexual en un correo al que le siguieron dos correos donde se disculpaba por haber dicho demasiado. Como un arma de doble filo es esto de abrazar un deseo primario: El descontrol significa que el potencial para alcanzar la gloria sexual es alta, pero así también la humillación potencial.”
Maya continuó: “Me hizo quedarme en su casa durante como los próximos 3 días para capitalizar con el sexo menstrual. Como un animal recientemente enjaulado. Me comió MUCHO. Sin tampón. Yo me quedé como, ‘¿Por qué no puedo dejarme el tampón?’ Y dice él, escucha esto, ‘El hilito del tampón me da asco” Cuando le pregunté si la cara de David se ensuciaba, ella respondió con un link de una foto de un zombi con la boca ensangrentada. Ella no disfrutó el encuentro menstrual/sexual tanto como David: “Me hizo sentir asquerosa y culpable.”
Su actitud remilgosa fue un alivio para mí; me había empezado a preocupar de si sería la única mojigata del Viejo Testamento que no le encuentra el gusto al sexo menstrual. (Levítico: “Si hay un hombre que duerme… ” Como alguien que tiende a sentirse como una bola sucia e inflamada durante su menstruación, yo casi siempre sigo esta regla.) Pero los entusiastas del sexo menstrual, descubrí, pueden retroceder de la sangre coagulada mientras se deleitan con los efectos sexuales secundarios de la menstruación. Daniel y varios otrxs hablaron positivamente de las copas menstruales y diafragma, mientras que otrxs simplemente toleran su incomodidad en el nombre del sexo. Un hombre con aversión hacia la sangre describió a las mujeres que se prenden durante su menstruación, y dijo que su excitación lo excitaba a él. La habilidad de desencadenar orgasmos en cascada, dijo él, era suficiente incentivo para realizar cunnilingus a vaginas que sabían a “un bistek crudo” y al imaginario postcoital como “carnicería humana.” Y aunque la sangre mezclada con los fluidos del sexo pueden pintar una mesa sombría, el sexo menstrual no requiere interacción con tanta sangre: “Una sesión sexual estándar para la mayoría dura entre 5 y 15 minutos,” comenta la terapéuta sexual Vanessa Marin en un correo. “No hay una tonelada de sangre menstrual saliendo durante ese momento, y punto.” Aún así, argumenta Marin, incluso en un día de flujo menstrual muy abundante, esto podría servir como -agárrrense, seguidorxs del Levítico- “un lubricante natural.”
“¡Tuve “sexoM” anoche!” me escribió una amiga de treintaytantos en un correo. “Dios, se siente TAN bien.” Ella no lo había intentado en años, sobre todo por su aversión al lavado de ropa. “No pusimos ninguna toalla. Sentíamos que sería demasiado incivilizado,” dijo ella sobre su retorno galante al sexo menstrual. “No duramos mucho, a lo mejor 10 minutos. Todo se sintió más apretado, y como si hubiera habido más presión y un latido intenso en esa área. También me sentía muy sensible en todas partes, desde mis pezones hasta mis nalgas. Mi orgasmo fue increíble. Fue como una liberación ENORME - todo se sintió muy apretado y de repente una liberación potentísima. Me sorprendió lo distinto que se siente del sexo ‘normal’. Y que no hicimos ningún batidero. Ni siquiera había sangre en su pene!”
La líbido y el placer aumentados, aunque no universales, están asociados con la menstruación, me comentó por teléfono la vocera médica de Planned Parenthood, la Dr. Vanessa Cullins. El incremento del flujo sanguíneo hacia la región pélvica podría aumentar el placer, mientras la liberación de estrógenos (al inicio de la menstruación) y la hormona leutenizante (al final) afecta la libido. Adicionalmente, una mujer que piensa que no puede quedar embarazada, podría también sentirse “más relajada.”
Aunque el embarazo es menos probable durante la menstruación, el fenómeno no es imposible. Incluso, el cérvix se encuentra más abierto de lo normal durante la menstruación, lo que de acuerdo con Cullins significa que hay una exposición mayor a las bacterias y ETS’s y que hay entonces también una probabilidad mayor de que se desarrolle una infección: “Es muy importante usar un condón a menos que te sepas supremamente segura de que te encuentras en una relación mutuamente monógama.” (Ver esta otra entrada en nuestro blog para más información sobre los riesgos y cómo disfrutar el sexo durante la menstruación.)
Aunque los 3 días de sexo menstrual de despedida fueron “muy buenos,” ella rechazó la solicitud de David para que hiciera visitas menstruales. La pareja terminó unos meses después, sin volver a tener sexo menstrual. En retrospectiva, Maya cree que su propia inseguridad la detuvo. Ella describió su asco ante hasta el reconocimiento de la palabra “almizcle” y su terror al ver la evidencia a todo color del contacto vaginal en las partes de su cuerpo donde el solía tocarla. “Lo peor era cuando me mandaba mensajes de texto, ‘No hemos tenido sexo de fresas con crema en mucho tiempo’ NO ECHES A PERDER EL POSTRE, DAVID.” Aún así, ella se pregunta si no debió haberse quedado con este hombre, el que la vió en su estado más “sucio” y la abrazó. El que abrazó el batidero del sexo en sí mismo. “Ahora sí que le vi la boca al caballo regalado, toda llena de sangre,” dice ella.
“El decía que era algo dulce, realmente dulce en el sentido azucarado,” revela. “También me dijo que cada mujer sabe diferente. Ay, Dios, ha hecho pruebas de sexo menstrual con otras mujeres. Dios, Dios.” Mientras azotaba su teclado para expresar su angustia, hice mi mejor esfuerzo para hacerla sentir mejor. No te sientas mal, le aconsejé, lo intentaste, pero no era para tí. La repulsión, como la atracción, es a veces incontrolable.


Publicado en NYMag y traducido por Equipo Helecho Verde 

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