No son
solamente los humanos quienes disfrutan de una besuqueada; muchos animales
manifiestan comportamiento de cortejo con la boca.
Las palomas se tocan el pico,
los gatos y los perros se acarician el hocico, la mosca de fruta macho lame a
la hembra.
Al
nivel más básico, el beso es simplemente una manera de probar y tocar a una
potencial pareja, como parte del proceso para evaluar su aptitud.
Con los
primates, sin embargo, el beso podría ser un comportamiento arraigado en la
lactancia materna. Como infantes nuestra primera alimentación depende de la
habilidad de ser amamantados y los estímulos positivos que evolucionaron de
esta práctica perduran en la adultez.
El besar genera una cantidad de
cambios hormonales, incluyendo el aumento de oxitocina, la hormona que estimula
el sentido de atracción.
Es
posible que sea un comportamiento instintivo pero, como a menudo los humanos
tenemos sexo cara a cara, nuestras bocas ya se encuentran cerca, así que no es
extraño que nos hubiéramos topado con los besos fácilmente.
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