Buscar en este blog

domingo, 11 de enero de 2015

Hechos y mitos sobre la virginidad: porque sería mejor vivir sin el concepto de “pureza”

Intégrate a nuestro grupo "Lunas, toallas de tela y copas" donde nos reunimos miles de mujeres para compartir información clara, objetiva y actualizada sobre la menstruación y la salud sexual y reproductiva, así como reflexiones, inquietudes y experiencias relacionadas con el ser y tener cuerpo de mujer.

La virginidad es una construcción social que tiene sus raíces en las culturas y sociedades donde la mujer se considera una “mercancía”. El concepto contribuye a estereotipos de las mujeres como “fáciles” y prostitutas debido a su inherente imagen de puridad, además, la noción de “la virgen” se utiliza para controlar la sexualidad femenina y determinar el valor de la mujer.



Es algo que tod@s conocemos y hemos conversado. Es algo que, como cultura y sociedad, tendemos hacia la obsesión. La virginidad femenina tiene valor para la sociedad, por otro lado, el estado social de un hombre mejora o se mantiene igual si no es virgen. Esto se enlaza con lo que se conoce como la doble moral sexual: las mujeres se avergüenzan por tener relaciones sexuales y los hombres son recompensados por las mismas.

La idea de que el primer encuentro sexual sea algo significativo y que altere la vida tiene su origen en que la sociedad considera a las mujeres como propiedad del hombre. Es decir, la virginidad es una construcción social que se produjo debido a la mercantilización de la mujer.

Dado que las mujeres fueron (y, a veces todavía son) tratadas como una pertenencia, los padres hacían entrega de sus hijas a sus futuros maridos, de esto viene la tradición de que el papá “entrega” a la novia en la iglesia. Esta ceremonia representa una transferencia de la propiedad del padre al futuro esposo. En su mayor parte, la anticoncepción era inalcanzable, por lo que era importante que las mujeres siguieran siendo vírgenes para que sus maridos pudieran garantizar la pureza de su linaje. Básicamente, la castidad se desempeñó como la forma medieval de una prueba de paternidad. Debido a esto, la pureza sexual (a veces llamada “inocencia”, como si el sexo fuera un crimen) de una mujer se volvió tan importante, que se veía como una de las cosas más importantes en ella.

Por supuesto, la sexualidad también fue regulada por la religión, lo que hizo que el sexo fuera una vergüenza y un tabú fuera del matrimonio. Aunque puede parecer sólo una tradición, en realidad sigue siendo muy problemático e incluso perjudicial.

1. La virginidad es sexista

Obviamente, en los tiempos modernos, la virginidad también existe como un concepto para los hombres, pero no tiene ni cerca las mismas implicaciones sociales para ellos. Si una mujer “pierde” la pureza de una manera “incorrecta”, es decir, con la persona equivocada o en el momento equivocado, la sociedad la etiqueta como “fácil” o incluso la describe como “dañada” o “desesperada”. A las mujeres se les enseña que la castidad tiene alto valor, por otro lado, los hombres no tienen que preocuparse de ser juzgados o avergonzados por “perder” su “inocencia”.

En algunas culturas, las mujeres que no son vírgenes cuando se casan, pueden ser exiliadas o incluso asesinadas, particularmente por haber deshonrado a sus familias. La virginidad es un signo de pureza, y la falta de esta pureza se considera muy vergonzoso en muchas sociedades. En las mismas culturas los hombres que no son vírgenes al momento de contraer matrimonio no se enfrentan a esas consecuencias.

2. El concepto de la virginidad contribuye a tildar a las mujeres de prostitutas

El concepto está construido para que la sociedad pueda juzgar a las mujeres en base a cómo y cuándo ellas  comenzaron a tener relaciones sexuales.

Una mujer que “pierde” la virginidad a la edad equivocada (por lo general cuando son “demasiado jóvenes”), en el momento equivocado (en una relación no estable), con la persona equivocada (por lo general sin tener una relación amorosa) o con sentimientos equivocados (hacerlo por cualquier otra razón que amar a tu pareja y con ganas de prometer su amor y devoción) sufre tremendas consecuencias sociales.

Estos factores están sujetos a la especulación y el juicio de los demás, sobre todo provocan a culpar a las mujeres de prostitutas. El acto de “tildar a las mujeres de prostitutas” es cuando uno impone vergüenza y trata de subordinar a una mujer por su sexualidad. Las mujeres que visten en ropa mostrando mucho su cuerpo, que han tenido relaciones sexuales con varias personas, o simplemente solo tener varios amigos hombres, son comportamientos comunes por los cuales se culpa a las mujeres de prostitutas.

Esto es problemático, debido al hecho de que es un fenómeno sexista y refuerza un pensamiento anti-sexual, basado en valores sexuales puritanos. Además restringe la autonomía sexual de las mujeres, y constriñe la actuación y las decisiones de ellas. La sociedad simplemente impone expectativas sobre su sexualidad y cómo deben comenzar su vida sexual, el incumplimiento de estas normativas puede resultar en acusaciones de ser “puta”.

3. El concepto de la virginidad hace valorar a una mujer proporcionalmente a la cantidad de sus relaciones sexuales

Como se mencionó anteriormente, la virginidad está vinculada con la pureza. Esto significa que las relaciones sexuales que tiene una mujer, están directamente relacionadas a la integridad. Para las mujeres en general, esto se traduce al hecho de que su valor está inherentemente ligado a la cantidad de sexo que ella ha tenido, y más específicamente, cuánto sexo ha tenido con hombres. Hay una relación inversamente proporcional entre la suma de las relaciones sexuales y el valor que le estima la sociedad. Para los hombres, existe una correlación positiva entre su validez y su dosis de intimidad sexual. Esto se recompensa socialmente en los hombres por tener una gran cantidad de sexo, y a las mujeres se le castiga socialmente por lo mismo: él es un semental y ella es una chusca, puta, zorra etc. Esta es la doble moral sexual, a la cual la virginidad está enlazada.

4. La virginidad es heteronormativa

La virginidad asume que el sexo entre hombre y mujer es un tipo de sexo especial: diferente a otros tipos de relaciones íntimas. Por alguna razón, ni siquiera el sexo oral “cuenta” en nuestra cultura (a pesar de que lo llamamos sexo) debido a la importancia que atribuimos al sexo vaginal. Esto significa que hay una suposición de que el sexo hetersexual vaginal es (y debe ser) el estándar de las actividades sexuales, y esta normativa refuerza esta regla. También excluye las experiencias de las personas no heterosexuales, lesbianas, gay y queer, y describe indirectamente sus relaciones sexuales como inválidas.

5. La virginidad excluye a personas transexuales y queer

Como este término se define dentro de la heteronormatividad, no cuenta con variedades de sexualidad más allá de lo “convencional”. Como dependencia de la heterosexualidad, a menudo, la gente que no cabe dentro de esta normativa se considera vírgenes por falta de haber tenido sexo “tradicional” vaginal. En internet, hay mucha gente que se pregunta si una lesbiana que ha tenido sexo con otra mujer es una virgen o no, y como una lesbiana puede perder la virginidad sin tener sexo con un hombre.

El hecho de que esto sea tan importante para mucha gente, demuestra cuánto valor cultural atribuimos a este concepto de la “pureza”.

Nota: Si alguien opta por no tener relaciones sexuales por sus propias razones personales, no hay que tener vergüenza.


Fuente: Everydayfeminism

Traducción: El Ciudadano

No hay comentarios.:

Publicar un comentario