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sábado, 15 de febrero de 2014
Cada Niño. Cada Niña.
Seamos conscientes de los estereotipos de género que transmitimos a nuestrxs hij@s.
Sabemos que los estereotipos de género son creencias generalizadas sobre los atributos que caracterizan a hombres y mujeres, y que se adquieren a través de procesos de aprendizaje en los que intervienen factores culturales como los medios de comunicación, la familia, escuela…
De este modo, el proceso de socialización de género es complejo, se produce a través de diferentes refuerzos y modelos. El refuerzo diferencial de género ocurre cuando los hombres y las mujeres son valorados, premiados o castigados por distintos comportamientos, intereses o expresión de emociones.
No obstante, aunque estos agentes de diferenciación de género contribuyen muchas veces al mantenimiento de los estereotipos, también pueden ser agentes de cambio de las desigualdades, por lo que no hay que minusvalorar su importancia en este sentido, y se ha de reivindicar y procurar que no perpetúen los estereotipos.
No obstante, es característica de los estereotipos su fuerte resistencia al cambio y su efecto de autocumplimiento o “predicción”, que afectan no sólo al grupo que generalmente estereotipa (el hombre, a través de la sociedad patriarcal) sino al grupo estereotipado (la mujer).
Con ello, no es sólo el hombre sino la propia mujer la que ajusta su comportamiento a este estereotipo, que ya no refleja ni las características, ni creencias de la mujer, contribuyendo de este modo a mantener las desigualdades.
Williams y Best, los autores que enunciaron las etapas en la adquisición de las categorías sexuales, elaboraron en 1990 una teoría de cómo los estereotipos de género contribuyen a mantener las diferencias hombre-mujer, para lo cual comienzan difrenciando tres conceptos relacionados:
Roles sexuales: actividades importantes en las que hay diferencias en tasas de hombres y mujeres.
Estereotipos de rol de género: creencias sobre qué actividades son más apropiadas para hombres y cuáles para mujeres.
Estereotipos de rasgos de género: características psicológicas atribuidas diferencialmente a uno u otro sexo.
Para estos autores, la diferenciación psicológica es la que más contribuye al mantenimiento de las diferencias en roles. De modo que, dado que la psicología de las mujeres y la de los hombres es distinta, se justifica que determinadas tareas correspondan a los hombres y otras a las mujeres, del mismo modo que unas profesiones son más adecuadas para hombres y otras para mujeres.
Pero la Psicología también ha demostrado que cuando aparecen diferencias entre los sexos pueden explicarse desde factores contextuales, sin vinculación al hecho de ser varón o mujer.
En definitiva, los estereotipos son simplificaciones, esquematizan la realidad a través de la generalización de las características de los grupos, permitiéndonos adaptarnos más fácilmente a una realidad compleja, y también afectan a las expectativas, comportamientos y creencias de los individuos.
Por ello es importante que nuestros hijos entiendan que muchas creencias acerca de lo que “es de chicos” y “lo que es chicas” no tienen fundamento, aunque en realidad somos nosotros los que debemos desprendernos primero de los estereotipos de género con los que hemos crecido.
(Fuente: http://www.bebesymas.com/desarrollo/los-estereotipos-de-genero-que-transmitimos-a-nuestros-hijos)
Agradecemos a Plataforma Anti Patriarcado por compartir esta imagen.
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