Fotografía de Isa Sanz |
La menstruación ha sido considerada a lo largo de la historia como símbolo de contaminación. Se la ha llegado a llamar “impureza menstrual”. En esto las religiones han hecho una gran labor, perpetuando una imagen monstruosa de la mujer menstruante. La ley mosaica, sin ir más lejos, consideraba inmunda a la mujer durante los siete días que le duraba una menstruación normal; e inmundo era también aquel hombre que yaciera en este período junto a ella, o que incluso mantuviera relaciones sexuales. “Cuando la mujer tuviere flujo de sangre, y su flujo fuere en su cuerpo, siete días estará apartada; y cualquiera que la tocare será inmundo hasta la noche” (Levítico, 15:19).
Isa Sanz (www.isasanz.com) es una fotógrafa que reivindica lo femenino y pone su granito de arena en esta larga lucha por despojar a la mujer de tantos tabúes, estigmas y prejuicios. A través de la fotografía como medio principal de expresión, Isa Sanz nos transmite la emotividad y profundidad del universo femenino de una manera hasta ahora apenas conocida, traspasando esa difícil barrera de dotar a la técnica y al estudio, del concepto y de la magia necesaria para llegar por fin al arte.
En “Sangro, pero no muero”, Sanz persigue una ruptura del tabú patente en el ciclo de la mujer al someter al público a la visión de esta sangre menstrual:
[…] para quien la sangre menstrual sea un tabú le supondrá un trauma ver estas imágenes. Para alguien conectado con esa naturalidad corporal, le parecerá bello.
Mujeres diversas, de distintas edades, desnudas, fondos neutros… Cada una de ellas muestra una parcela de su yo más íntimo: la sangre que emana de sus vaginas fluyendo por sus piernas. Sangrando, pero no muriendo; en pleno proceso vital de ese ciclo que implica a la vez muerte y vida. Nuestra menstruación es nuestra identidad como mujeres, es una puerta al misterio de los ciclos de la vida y de la muerte –aclara la artista.
KF- ¿Cuál fue tu trayectoria hasta llegar a este trabajo cuyo protagonista es la menstruación? ¿Cómo nació?
IS- Siempre me interesó la mujer, la identidad, el cuerpo, las formas de representación, etc. Durante mis estudios, me entusiasmaron las artistas feministas de los 60 y 70, sobre todo las americanas. Todo ello fue evolucionando con nuevas lecturas y el transcurso de mi vida personal, búsqueda, descubrimientos, etc.
Para mí, el arte es mi vida y no explico una cosa sin la otra. No hago arte conceptual, no “busco ideas”, más bien las ideas me buscan a mí, me exploro a través de mis imágenes, y descubro el mundo a través de ellas.
“Sangro, pero no muero” es mi trabajo más personal. Al principio, tenía una gran necesidad de explorar este asunto, pero por otro lado me movía tanto interiormente que me decía a mí misma “¡Qué haces!”. Descubrí obras con conexión al respecto: Bandera Roja de Judy Chicago, textos de escritoras o pensadores que fortalecieron mi impulso y necesidad de realizar este trabajo, así como personas que valoraron la propuesta y me animaron, como, por ejemplo, Charles Plymell, poeta americano vinculado a la Beat Generation, siendo un honor que alguien como él admirará esta obra y colaborara con algunas críticas sobre la misma.
“Sangro, pero no muero” nació de ENTRE MIS PIERNAS.
KF- ¿Qué artistas y corrientes feministas te han influido? ¿Por qué?
IS- Escritoras como Rossi Braidotti, algunas ideas de Judith Butler, Linda Nead, Jodorowsky, textos sobre Tantra, mi práctica espiritual en diferentes campos, Ana Mendieta, Judy Chicago, Hannah Wilke, Valie Export, Marina Abramovic… ¡Y seguro que me olvido de muchas!
KF- ¿De dónde surge el título que introduce este trabajo tuyo?
IS- La sangre menstrual es la única que derramada fuera del cuerpo no significa muerte. Es una sangre expulsada de manera natural. Surgió en conversaciones con un amigo director teatral, Diego Palacio, quien me asesoró en una performance art que realicé sobre esta serie.
KF- ¿Cuál es la finalidad de tu obra? ¿Qué has pretendido transmitir con ella?
IS- La verdad, no tengo un objetivo, más bien creo para satisfacer una necesidad interior, eso primeramente. Es mi manera de expresarme. No busco convencer a nadie, sí busco transmitir mi verdad. Y me satisface mucho, cuando personas me escriben mails diciéndome que mi obra les emociona y que se sienten identificadas con ella.
Mi trabajo habla de lo profundo, de aspectos humanos y naturales que deben de ser honrados, creo que no debemos de ir en contra de nosotros mismos ni de nuestra naturaleza.
KF- Abordar un tema tan invisibilizado y controvertido como es la menstruación de las mujeres no es tarea fácil, ¿qué impacto ha tenido en el público? ¿Alguna anécdota (positiva y/o negativa) que destacar?
IS- ¡Muchas! En una exposición individual con esta serie en Valladolid, a la cual asistieron más de 4.000 personas en 21 días, recuerdo un hombre mayor que “confesó” a la azafata que cuidaba la sala, que nunca había visto desnuda a su mujer, esto nos lo comentaba cuando miraba los cuerpos desnudos de todas las mujeres que aparecían en esa exposición. Tremendo, ¿no? Otro día, una monja, mientras paseaba por la sala, decía: “qué interesante, qué interesante”… Y tantas personas, sobre todo mujeres, que apoyan este trabajo y lo ven necesario en estos momentos de cambio en el que lo femenino se reivindica y se reconstruye.
Recorrido con Isa Sanz por esta exposición
En mi opinión, el arte debe de servir para reflexionar, para sentir. Para mí no es simplemente un objeto decorativo. Cuando vemos una obra de arte, vemos lo que tenemos dentro, lo que esa obra nos produce, por tanto cambia en cada persona, para alguien a quien la sangre menstrual sea un tabú le supondrá un trauma ver estas imágenes. Para alguien conectado con esa naturalidad corporal, le parecerá bello. Así me lo han manifestado muchas personas.
KF- ¿Cómo surgió la idea de utilizar el bindu en sus tres formas?
IS- Había leído que algunas mujeres de tribus, se pintaban con sangre en la zona del tercer ojo (Ajna) para potenciar su visión e intuición, para adivinar. Y quise experimentarlo y hacer mi propia versión sobre esto.
En esas 3 imágenes, pinté un bindu (punto) con sangre para potenciar esos centros energéticos. Uno es Ajna y está relacionado con la intuición y el pensamiento; otro es Anahata, que rige nuestro corazón y sentimientos; por último, Svadistana, que es el centro energético que nos conecta con las emociones, la sexualidad y la energía creativa. Esas tres fotografías, se llaman “Visión”, “Emoción” y “Cuerpo”, respectivamente.
Los gestos simbólicos y rituales abren puertas a la percepción. Al fin y al cabo, donde pones la intención, la vida se manifiesta.
Fotografía: Retorno de Isa Sanza |
IS- No podría elegir favoritas. Desde luego “Sangro, pero no muero” es mi trabajo más personal. Por ejemplo, en “Retorno”, de esa serie, aparece una mujer que está flotando en un espacio negro y rodeada de pétalos. La sangre menstrual se desliza por sus piernas de una manera muy delicada. Simboliza la conexión con una misma, la vuelta a casa, el amor hacia nuestro cuerpo. Y eso es una conquista personal, nadie te lo da ni nadie te lo puede quitar.
De la serie Alma Máter hay un retrato titulado “Cristina y Urco”, me gusta mucho la energía salvaje de ella combinada con el abrazo delicado a su hijo, quien aparece vulnerable en la imagen.
KF- En una de tus fotografías te autorretratas mostrando abiertamente la sangre entre tus dedos. ¿Cómo definirías tu relación personal con tu menstruación durante y tras la realización de este trabajo?
IS- Mis días de menstruación son días creativos y profundos para mí. Respeto con totalidad mis necesidades, sin juzgarme al respecto. Son unos días llenos de potencialidad si conocemos nuestros ritmos y los respetamos.
Nuestro cuerpo es sagrado. Nuestra menstruación es nuestra identidad como mujeres, es una puerta al misterio de los ciclos de la vida y de la muerte.
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