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viernes, 14 de febrero de 2014

Cómo el feminismo hiere a los hombres

Ayer alguien me dijo en Facebook que el feminismo eleva a las mujeres a expensas de los hombres, que su agenda para validar a las mujeres nos discrimina a los hombres.

Imagen de Redemption Pictures (Blog de Micah J. Murray)

Él tenía razón.

Para los hombres, el ascenso del feminismo ha nos ha relegado como ciudadanos de segunda clase.
La inequidad y la discriminación se han convertido en parte de nuestras vidas cotidianas.
Por el feminismo, los hombres ya no podemos caminar por las calles sin miedo a ser espiados, insultados, acosados o sexualmente abusados por las mujeres.

Por el feminismo, ya no hay grandes conferencias cristianas que nos digan cómo actuar como hombres, donde miles de hombres puedan celebrar su masculinidad y a Jesús (y tal vez burlarse de los estereotipos femeninos)

Por el feminismo, los púlpitos de las iglesias y todos los reflectores están dominados por las mujeres. A los hombres se nos obliga a solamente servir en la cocina o cuidando a los niños. A veces, se les dice a los hombres que tienen que quedarse callados en la iglesia.

Por el feminismo, las mujeres ganan mas dinero que los hombres en los mismos empleos.
Por el feminismo, ya es muy es difícil encontrar una película con un héroe masculino. Todos los éxitos taquilleros presentan a bravas mujeres que salvan el mundo y se quedan con el chico lindo como premio por sus hazañas.
Por el feminismo, los deportes profesionales practicados por mujeres son empresas masivamente más lucrativas que idolizan mundialmente a las mujeres. Los hombres ahora aparecemos brevemente, antes de los comerciales, donde son cosificados por sus cuerpos.

Por el feminismo, todo método de control natal es cubierto para las mujeres sin cuestionamiento alguno, mientras que los hombres deben de pelearse con sus aseguradoras o pagarles para conseguir recetas de viagra y otros medicamentos de salud sexual. Cuando los hombres hablamos de esto, los líderes de los partidos de derecha "amigables con las familias" nos tacha de zorros y putos.

Por el feminismo, el cuerpo masculino está constantemente puesto bajo el escrutinio público. Si un hombre aparece sin camisa en la tele, se convierte en escándalo nacional que resulta en multas y boicots. Los bloggers escriben regularmente sobre cómo debemos ser más cuidadosos y no vestirnos de forma en que provoquemos a las mujeres a que pequen. Quienes satirizan insisten en que los shorts "no son pantalones" y que los hombres deberían cubrirse porque "nadie quiere ver eso realmente".

Por el feminismo, los hombres no son un sector representado en la Casa Blanca, pues las mujeres ocupan el 80% de los escaños en el Congreso. Y cuando un hombre dirige una oficina política, su apariencia física y su ropa son más criticados que sus ideas y propuestas políticas.

Por el feminismo, los hombres deben luchar por una voz en la esfera pública. En asuntos de teología, política, ciencia y filosofía, la perspectiva femenina es considerada la normal, estandarizada e incuestionable. Las perspectivas masculinas son ignoradas, ya sea por ser muy subjetivas o muy emocionales.

Cuando hablamos, frecuentemente se nos etiqueta como enojados, rebeldes, subversivos o peligrosos.

Pero mantengámonos fuertes, hermanos.

Un día seremos iguales.

Autor: Micah J. Murray
Traducción de Helecho Verde

Aprovechamos este post para compartir un enlace sobre un video francés que esta semana se convirtió en viral: Opressed Majority, que expresa visualmente parte de la idea de el artículo escrito por Murray.


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