Recuerdo la primera vez que descubrí la pornografía en la red - Tenía 17 años. Fascinado por este mundo de expresión y fantasía sexuales sin límites, no podía saciarme de ella.
Conforme crecí y empecé a explorar mi propia sexualidad, descubrí lo distinto que es ver pixeles en una pantalla cuando se le puede comparar con la intimidad que se experimenta al hacer el amor con otro ser humano. Pensaba que con el tiempo me acabaría aburriendo de mi hábito pornográfico, pero no fue así. Nunca me aburrió la pornografía.
No lo sabía entonces, pero la pornografía se había vuelto mi adicción. Y como suele suceder con la mayoría de las adicciones, era un comportamiento del que me avergonzaba hablar o incluso reconocer como un problema. "Sí, claro, si todxs ven pornografía," recuerdo haber escuchado a alguien decirme.
Parecía algo tan común y culturalmente acepto que el tener una conversación sobre la pornografía no requería de mucha ciencia. Entonoces me callé mis dudas.
Pensé que tenía mi hábito bajo control. Pensaba que podría dejar la pornografía cuando me lo propusiera. Incluso traté de dejarla algunas veces y entonces intelectualizaba mi regreso a la adicción.
No me había dado cuenta de la manera en que el ver pornografía manipulaba mi mente, distorsionaba mi sexualidad, adormecía mis sentimientos e impactaba mi relación con las mujeres.
Y no estaba solo.
De acuerdo con un estudio reciente, más del 70% de los hombres de entre 18 y 34 años visitan sitios de pornografía cada mes. Y no son sólo los hombres los que ven sexo en línea. Se calcula que actualmente 1 de cada 3 usuarixs de pornografía son mujeres.
Permítaseme decir claramente que No pienso que toda la pornografía sea mala. He visto algunos videos buenos de parejas teniendo encuentros íntimos y respetuosos -claro que con frecuencia estos están sólo en sitios de pornografía feminista o bajo la categoría "amable con las mujeres" (Es interesante notar lo que implica el nombre "amables con las mujeres", si nos ponemos a pensar en todas las otras categorías.)
Pero no estoy aquí para juzgar a nadie más por lo que eligen ver. Simplemente quiero compartir los impactos que la pornografía ha tenido en mi vida y lo que ha cambiado para mí desde que dejé de usarla.
Para mí, lo que me preocupa de la pornografía no es cuántas personas la usan, sino cuántas personas -como yo- se han encontrado adictas a la pornografía.
Como lo ha expresado el Dr. Jeffrey Satinover en su testimonio del 2004 sobre la pornografía al subcomité del Senado de los EUA, "La ciencia moderna nos permite entender que la naturaleza subyacente de una adicción a la pornografía es químicamente casi idéntica a una adicción a la heroína."
Los impactos de la pornografía
(Esta sección se basa en información y lenguaje de un estudio realizado por Gary R. Broks, Ph.D. en las páginas 23-24 de este reporte)
Se han realizado muchos estudios sobre los impactos de la pornografía en hombres y mujeres de nuestra sociedad. De todos esos impactos, tres de ellos resuenan con mi experiencia:
1. Violencia contra las mujeres
Numerosos estudios han documetnado la relación entre el ser espectador de la pornografía y un incremento en instancias de sexismo y violencia hacia las mujeres.
Esto incluye una obsesión con ver a las mujeres en lugar de interactuar con ellas (voyeurismo), una actitud en la que las mujeres son vistas como objetos del deseo sexual de los hombres, la trivialización del abuso y violación sexuales y una aceptación extendida de la cultura de la violación - almientada por descripciones falsas de mujeres viendo videos de pornografía en los cuales con frecuencia ellas están sólo fingiendo que desean participar en actos sexuales violentos y abusivos.
2. Anestesia y distancia del cuerpo
Esto puede incluir disfunción erectil, la incapacidad de llegar al orgasmo a no ser que estén viendo pornografía, distanciarse del cuerpo físico propio, cierta indisponibilidad y anestesia emocional, la falta de concentración y paciencia, una memoria pobre y un desinterés general en la realidad.
Más aún, estos resultados en los hombres han sido asociados con la sensación de haberse aburrido de sus compañerxs sexuales, niveles más altos de promiscuidad sexual, adulterio, divorcio, sexismo, violación, abuso y suicidio.
3. Miedo a la intimidad
El ver pornografía contribuye a que muchos hombres desarrollen una incapacidad para relacionarse con las mujeres de un modo honesto e íntimo, pese a que desean ser amados y sentirse cercanos emocionalemente con alguien más.
Esto es porque la pornografía exalta nuestras necesidades sexuales y nuestra necesidad de sensualidad e intimidad; algunos hombres desarrollan cierta preocupación con sus fantasías sexuales que de manera poderosa les puede impedir su capacidad para tener relacionales emocionales íntimas.
Por qué dejé de ver pornografía
Siempre me sentí como un hipócrita cuando veía pornografía.
Aquí estaba yo, un hombre que se esfuerza por ser un aliado de las mujeres, perpetuando la cultura misma de la violencia y la misoginia que de manera ostensible intentaba combatir.
La realidad era que la mayoría de los videos que encontraba en línea tenía títulos que incluían palabras como "perra" o "puta" y que mostraban comportamientos controladores cuyas raíces se encuentran en una cultura de la subyugación y la cosificación, donde las mujeres no son más que cuerpos sexuados para ser explotados y dominados por los hombres.
Si he de ser profundamente honesto, tendré que admitir que me sentía tanto intrigado como asqueado a la vez. Para ese momento, mi mente había sido socialemente condicionada para encontrar el sexo agresivo, misógino e incluso no-consensual, algo estimulador.
Esto es algo difícil de admitir para mí. Pero llegué al punto en el que me sentía físicamente enfermo viendo los videos y sin embargo, seguía viéndolos.
Fue entonces cuando me di cuenta que se trataba de una adicción.
Cuando descubrí que existe todo un espectro en cada adicción, desde el sentimiento de compulsión en un extremo hasta el de una adicción intensa en el otro.
Mi adicción a la pornografía parece ser mediana, puesto que no experimenté efectos serios al abstenerme y dejarla. Para algunas personas, quizás sea necesario buscar ayuda profesional.
En febrero del año pasado, después de usarla durante una década, decidí dejar de ver pornografía durante un año. Hice esto tanto por el reto y para ver si podía lograrlo, como por la oportunidad de ver cómo sería mi vida sin ella.
Ahora esto puede parece que no es algo importante, pero de hecho se trataba de un compromiso radical que yo tenía que sostener y respetar.
Hoy, hace un año, dejé de ver pornografía.
No ha sido fácil, particularmente porque soy soltero, pero lo que he aprendido acerca de mí mismo a través de esta experiencia ha cambiado mi vida para siempre.
La vida después de la pornografía
Mi vida ha cambiado en modos realmente poderosos durante mi año sin pornografía:
1. Integridad y Amor
Desde que dejé la pornografía, he restaurado un sentido de integridad personal que me estaba haciendo mucha falta.
Al recuperar esta integridad, he podido entender y deshacerme de mi verguenza y he podido encontrarme en un espacio nuevo e increíble de amor profundo hacia lxs demás y también para mí mismo.
También he notado que con frecuencia puedo estar más presente con las mujeres ahora, más que sólo proyectar mis fantasías sobre ellas. Esto fue difícil cuando mi mente estaba llena de imágenes de videos de porno.
Esta nueva presencia me ha permitido desmantener una parte de ese sexismo subconsciente que tengo, ayudándome a trabajar para ser un mejor aliado de las mujeres que existen en mi vida.
2. Conectándome con mi cuerpo y expresión emocional
Este año sin pornografía me ha ayudado a reconectarme con mi cuerpo y comenzar a transformar mi anestesia emoocional hacia expresión emocional saludable. He empezado a expandir mi sentido de ser al aprender a moverme fuera de mi cabeza y dentro de mi corazón.
Después de tantos años sin expresarme emocionalmente, me he reconectado incluso con mi propia tristeza y lágrimas. Esta liberación de tensión emocional reprimida ha abierto mi vida hacia experiencias más felices.
Todo esto me ha ayudado a empezar una transición de mi sexualidad de masturbación mental y desentendimiento físico hacia una intimidad, presencia y corporeidad verdaderas.
3. Creatividad y pasión
Durante el último año, he comenzado a sentirme más cómodo en mi propia piel.
Me he vuelto mucho más dispuesto a dejar de siempre tener el control, a improvisar y a aceptar las diferencias de cada persona.
Confío más en mí mismo ahora que antes y, como resultado de ello, mi sentido de autoconfianza ha crecido.
Me despierto feliz de estar vivo, claro en cuanto a mi propósito de vida y apasionado por el trabajo que hago en este mund.
Mi vida hoy tiene una profunidad de autenticidad y poder que nunca antes había sentido.
Dar la cara
Esta semana, muchas personas de mi comunidad y alrededor del mundo están hablando y accionando para terminar con la violencia y abuso sexuales que directamente afectan a más de mil millones de mujeres en todo el mundo. Claro que las mujeres y niñas no son las únicas que sufren debido a la violencia sexual. He escuchado historias de muchos hombres que también han sido afectados por los ciclos de violencia y abuso que les fueron heredados a través de las generaciones.
Es importante, no obstante, que yo reconozca que muchas más mujeres que hombres son víctimas de abusos domésticos y sexuales, y que la mayor parte del tiempo, son los hombres quienes han ocasionado esta violencia.
Como dice Richard Rohr "El dolor que no es transformado cuando es transmitido."
Entonces, ¿cómo podemos hacerle nosotros, los hombres, para romper este ciclo de violencia?
Me queda claro que nunca podremos transformar nuestro dolor dentro de una cultura del silencio. Es sólo al traer nuestras sombras a la luz que podremos difundir el poder que tienen sobre nosotrxs.
En los últimos años, he escuchado mucho sobre inequidad, sexismo y violencia contra las mujeres. Pienso que es de vital importancia que la pornografía empiece a tomar su lugar en esta conversación, particularmente entre hombres.
Si somos serios en nuestra intención para terminar con la violencia contra las mujeres, entonces debemos estar dispuestos a tener conversaciones abiertas y honestas acerca de cómo impacta la pornografía nuestras vidas.
Estoy comprometido con un mundo de amor, respeto y seguridad para todas las personas.
Estoy cansado de la verguenza, la anestesia y el secreto que rodean a la pornografía y la adicción.
***
La única manera en que podemos transformar esta cultura de violencia es haciéndola transparente para poder hablar con verdad acerca de las maneras en que de manera consciente y subsconsiente contribuimos a su existencia y reproducción.
Una cultura de amor y sanación sólo puede construirse sobre la base de honestidad e integridad radicales, construidas desde abajo en el interior de nuestra vida.
Llegó el momento de empezar a transformar nuestro dolor en amor, abriendo nuestros corazones y reconectándonos con nuestro cuerpo.
Llegó el momento de que como hombres, nos acerquemos a una masculinidad más madura: una que reconoce lo sagrado de la vida, una que crea intimidad y cultiva la conexión y sanación auténticas, una que no le tema al amor y a ser amado.
¿Darás la cara conmigo?
Originalmente publicado en Change From Within.
Dan Mahle es un facilitador de grupos, coordinador de programas y blogero ocasional sobre el tema de los hombres y la masculinidad. Su trabajo llega a distintas arenas, desde grupos de jóvenes hasta colaboraciones intergeneracionales poor la defensa y justicia ambientales y el trabajo de hombres. Vive en Seattle, WA., EUA.
Preguntamos a http://www.taringa.net/posts/info/8703996/Manifiesto-Pornoterrorista.html que piensan.....
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