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sábado, 1 de marzo de 2014

¿Son los hombres el sexo más débil?

Al contrario de lo que nos dicen nuestras suposiciones culturales, que los niños son más fuertes y más resistentes, existen algunas debilidades biológicas básicas inherentes en los machos de nuestra especie. Estas fragilidades los dejan más vulnerables que las niñas ante los peligros de la vida, incluyendo contaminantes ambientales como son los pesticidas, el plomo y los plastificantes.

***Originalmente publicado el 18/feb/2014 por Alice Shabecoff y Environmental Health News en la revista científica norteamericana American Scientific, antes en Environmental Health News, una fuente de noticias publicada por Environmental Health Sciences, una empresa de medios sin fines de lucro.


Debido a su biología básica, los niños tienen algunas debilidades que las niñas no tienen.
Fotografía: Maria Guimarães/Flickr  
Afortunadamente, podemos quitar una amenaza para la existencia del hombre humano de nuestra lista de preocupaciones: El cromosoma Y, después de disminuir de su tamaño original y robusto que tuvo durante millones de años, aparentemente ha detenido su acto de desaparición.

Pero no preparemos las fanfarrias aún. Al contrario de nuestras suposiciones culturales que nos dicen que los niños son más fuertes y más resistentes, existen debilidades biológicas que le son inherentes al macho de nuestra especie. Estas fragilidades los dejan más vulnerables que las niñas ante estos peligros de la vida, incluyendo contaminantes ambientales como son los pesticidas, el plomo y los plastificantes que atacan sus cerebros y hormonas. Diversos estudios sugieren que los niños padecen daños de distintos tipos por su exposición química, algo que n sucede con las niñas. Es el destino del hombre, por así decirlo.
Primero, los hombres están desapareciendo. La Madre Naturaleza siempre ha reconocido y comopensado la fragilidad y la pérdida de los niños al darnos más niños que niñas: 106 nacimientos de niños y 100 nacimientos de niñas a lo largo del curso de la historia de la humanidad. (Lxs human@s no somos lxs únicxs con esta configuración: Los puerquitos machos, por ejemplo, son concebidos en una mayor proporción para compensar así su probabilid de morir al nacer, algo menor en puerquitas hembras). Pero en décadas recientes, tanto en los EUA como en Japón, en Canadá y en el Norte de Europa, dondequiera que han mirado lxs investigadorxs, la tasa de recién nacidos de sexo masculino ha disminuido. Al examinar los registros en EUA de los nacimientos entre los años de 1970 y 1990, encontraron que 1.7 menos niños poro cada 1,000 que en las décadas y siglos pasados; la pérdida de Japón durante estas mismas décadas fue de 3.7 niños.
Los niños también tienen una probabilidad de más de dos-tercios de nacer prematuramente - antes de la semana 37 de gestación. Y, pese a los avances existentes en la salud pública, durante la década de 1970, los niños enfrentaban una probabilidad de 30% más alta que las niñas de morir antes de su primer cumpleaños; en contraste, durante los 1750's, tenían una probabilidad 10% mayor de morir tan temprano en sus vidas.
Una vez que han llegado a la niñez, los niños enfrentan otros retos. Son más propensos a un rango de desórdenes neurológicos. El autismo es notoriamente más alto entre niños que niñas: ahora casi 5 veces más probable, de acuerdo con lo reportado por los U.S. Centers for Disease Conotrol and Prevention. Son más susceptibles que las niñas a padecer daños tras una exposición de niveles muy bajos de plomo. Todavía otro problema: Los niños también sufren de asma con más probabilidad. También existe una relación más fuerte entre la contaminación del aire y el autismo en niños.
¿Que hay allí? ¿Por qué enfrentan los niños tal carga de retos físicos?
La respuesta se encuentra en que los problemas masculinos empeizan desde el útero: debido a su desarrollo fetal más complicad, su maquillaje genético y la manera en que funcionan sus hormonas.
La transformación de nueve meses a partir de unas pocas células hasta llegar a un infante es un tiempo de grandes vulnerabilidades masculinas. Muchas enfermedades crónicas son sembradas desde el útero. En nuestra especie, la hembra es el género por defaul, el modelo básico: Lxs seres humanxs comienzan en el útero con rasgos femeninos (es por esto que los hombres también tienen pezones). La complicada transformación in útero de hembra a macho expone a los hombres a un viaje lleno de peligros especiales. Cuando llega la primera dosis de testosterona del gen Y alrededor de la octava semana, nuestro cerebro unisex tiene que transformarse para ser un cerebro masculino, se destruyen algunas células en los centros de comunicación y crecen más células en los centros de sexo y agresión. El sistema reproductivo femenino es más simple, pero aún tiene que convertirse en un tracto reproductivo masculino más complejo, desarrollando tejidos tales como los que formarán los testículos y la próstata. Por otra parte, se requiere de una cantidad mayor de divisiones celulares para formar un macho; con cada una de estas divisiones viene un reisgo mayor de que puedan suceder errores, así como la mayor vulnerabilidad a ser golpeado por los contaminantes ambientales. Encima de este reto, la combinación cromosómica XY de los machos humanos es sencillamente más vulnerable.
Las dos XX presentes en la versión femenina de nuestra especie ofrecen un poco de protección: En desórdenes donde el cromosoma X tien un defecto genético, el cromosma saludable sirve de respaldo y apoyo. Pero con sólo un cromosoma X, el macho carece de una copia saludable del gen. El cromosoma X, que nunca se ha encogido, también es el cromosoma más grande "con mucha más información genética que el cromosoma Y," nos dice Irva Hertz-Piciotto, de la Universidad de California, un investigador del autismo, "existe una pérdida inherente de proteínas clave para el desarrollo cerebral o de mecanismos de reparación en los niños." Esta es una pista para comprender una tasa mayor de autismo entre los niños, nos asegura la investigadora.
Las hembras humanas tienen un sistema inmune más fuerte, porque tienen más estrógenos, una hormona que combate el proceso antioxidante. "El estrógeno protege al cerebro; así de sencill y sin ningún chiste de por medio," explica Theodore Slotkin, profesor de neurobiología en la escuela de medicina de Duke University. "Repara y sustituye, inclus después de daño neural." Los niveles bajos de estrógenos deja a los niños aún más sensibles a daños cerebrales. El cerebro masculino es simplemtene un aparato más fragil, más sensible a casi todos los insultos que pudiera recibir el cerebro," dice el experto en envenenamiento por plomo, Herbert Needlman, a la escritora de Environmental Health Perspectives, Julia R. Barrett.
Son los altos niveles de testosterona dentro del útero en momentos críticos de la gestación, los que, de acuerdo con el psicopatólogo Simon Baron-Cohen, son los responsables de lo que llama "el cerebro en extremo masculino" - el tipo que exhiben ls niños autistas - bajos en empatía, altos en sistematizaciones. Y, de hecho, en décadas recientes de investigación en EUA, se han encontrado que niveles inusualmente bajos de estrógenos y altos de testosterona en niños cn autismo.
Si el equilibrio hormonal está fuera de sí en los niños, qué hizo que esto sucediera? Lxs investigadorxs están encontrando algunas pistas.
En las colonias de Nueva York, cercanas al Centro para la Salud Ambiental de Niñ@s de la Universidad de Columbia, las famlias han tenido el hábito de echar esprays en sus departamentos; uno de ellos es un insecticida popular que contiene clorpirifos, esto hasta que fue prohibido para su uso en el hogar en 2001. Lxs investigadorxs encontraron que la exposición prenatal a este químico parecía tener el efecto de disminuir el IQ de los niños más que en las niñas. La disrupción de sus hormonas masculinas podría ser el motivo. "Una posible explicación para una mayor sensibilidad en los niños a cloripirifos es que el insecticida actúa como un disruptor endócrino que suprime hormonas sexo-específicas," dijo la líder del estudio Megan Horton de Columbia.
De modo semejante, la exposición a ftalates de mamás embarazadas -cuando éstas usan productoos vinílicos y juguetes, así como algunos productos de cuidado persnal - ha sido asociada con cambios mayores en el comportamiento, tales como agresión y problemas de atención, en sus hijos que en sus hijas. Los ftalates también podrían feminizar los genitales masculinos.
Los niños también parecen ser más vulnerables al Bisfenola A, una sustancia estrogénica que es utilizada para hacer plásticos policarbonoados así como recibos térmicos y el revestimiento de latas de comida y bebidas. Los niños, pero no las niñas, expuestos a niveles más altos de BPA dentro del útero o durante su niñez eran más hiperactivos, agresivos y ansiosos, de acuerdo con un estudio realizado por la Universidad de California, Berkeley. Además, las mujeres embarazadas expuestas a niveles más altos del químico tendieron a dar a luz a niños con niveles hormonales tiroideos más bajos. No se halló tal efect en las niñas recién nacidas. Nadie sabe qué podría significar estos niveles más bajos para la salud de los niños, porque se mantuvieron dentro de los límites normales, pero podría tener efectos importantes, puest que las hormonas tiroideas guían el desarrollo neurológico.
Algunos de estos químicos actúan como estrógenos falss, otros como testosterona falsa, pero ambos tipos parece afectar el desarrollo normal. Estudios realizados en animales demuestran que una dosis de estos químicos provoca el mayor daño cuando llega al feto. Y, debido a sus vulnerabilidades biológicas, son los niños quienes podrían experimentar más efectos.
Mientras que no ignoramos la necesidad de justicia y equidad, pareciera de sabi@s aceptar la realidad científica de la debilidad masculina. No es probable que signifique el fin de los hombres, pero su vulnerabilidad ante los contaminantes ambientales y otras enfermdades podría tener ramificaciones serias para el futur de toda la especie humana a menos que encontremos cómo protegerlos del daño.
Alice Shabecoff es coautora con su esposo, Philip Shabecoff, del libro Envenenad@ por las regalías: Cómo las toxinas vuelven a nuestrxs hijxs crónicamente enfermos, publicado en inglés como Poisoned for Profit: How Toxins Are Making Our Children Chronically Ill, Random House 2008, Chelsea Green, 2010.

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