El suelo (o piso) pélvico es el conjunto de músculos orientados en forma de cúpula cóncava (hamaca) que tapizan la parte inferior de la pelvis. Estos músculos tienen como función principal, el sostén de las vísceras que se encuentran en la pelvis menor: vejiga, útero y recto. Contribuyendo por su ubicación en el control de esfínteres y en la continencia.
El conjunto muscular tiene un plano superficial y otro profundo, y entre sus capacidades están: la contracción, la relajación y la capacidad de ser estirados pasivamente que permiten asumir y amortiguar, los cambios de presión que se dan en el recinto abdominal, en diferentes situaciones de la vida cotidiana.
Por otro lado tenemos al diafragma torácico que es el principal musculo inspiratorio, el cual tiene una forma de cúpula convexa insertando sus fibras en la zona esternal, costillas y vertebras lumbares. Sin profundizar en la complejidad de su funcionamiento, diremos que en personas sanas, durante la inspiración el diafragma desciende y las costillas se abren hacia afuera, mientras que en la espiración el diafragma asciende y las costillas se cierren.
Entre estos dos diafragmas inversos, el pélvico y el torácico, reside la cavidad abdominal, con las vísceras correspondientes que podríamos decir que tienen un comportamiento similar al de un líquido incompresible. Por lo tanto, todas aquellas situaciones en que hay una presión excesiva, ejercida por el diafragma, pueden comprometer al suelo pélvico, si no lo tenemos bien entrenado. Igual que si no tenemos una buena faja abdominal para que ayude al suelo pélvico en dicha tarea.
Si la presión ejercida por el diafragma torácico no es frenada por el suelo pélvico y faja abdominal, las vísceras tendrán una movilidad mayor. Y hemos de saber, que los mecanismos de sujeción de éstas no tienen la capacidad de estirarse y volver a la posición inicial. Nos encontraremos por tanto con una hipermovilidad visceral, que es la causa principal, 90% de las incontinencias de esfuerzo.
Por otro lado, hemos de tener en cuenta que situaciones de estiramiento constante de la musculatura del suelo pélvico o una desactivación de la faja abdominal, también pueden influir en una mala amortiguación de dichas presiones.
Ahora enumeraremos algunos factores de riesgo que pueden provocar incontinencia, siendo la causa, la hiperpresión o la debilidad muscular:
- Factores genéticos.
- Estreñimiento.
- Obesidad.
- Parto: tiempo del expulsivo superior a 15 min, peso del bebé superior a 3700gr, perímetro craneal del bebé superior a 35.5cm, episiotomía, uso de instrumental,...
- Menopausia.
- Cirugías abdominales, perineales, prostáticas o rectales.
- Enfermedades respiratorias (EPOC, asma, tos crónica...)
- Alergias que cursan con estornudos repetitivos.
- Prácticas deportivas de impacto: saltar, correr, abdominales clásicos, algunas clases dirigidas en gimnasios...
- Practica musical con instrumentos de viento.
En conclusión, desde la fisioterapia del suelo pélvico, creemos que es importante conocer nuestro cuerpo y aquellos factores que lo agreden para poder tomar las prevenciones necesarias. No debemos conformarnos con una incontinencia, un porcentaje muy elevado de personas pueden beneficiarse de tratamientos fisioterapéuticos.
(FUENTE: Fisioterapeuta Julia V. González, especialista en reeducación de suelo pélvico y peri-parto por la EU Gimbernat, Barcelona, España.)
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