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lunes, 2 de junio de 2014

Las facetas del maltrato hacia la mujer



 1. ¿Qué es el maltrato? 

La palabra “maltratar” es muy conocida y en ocasiones se usa de manera inadecuada para hacer referencia a cualquier comportamiento que consideramos ofensivo, sea con o sin intención. Sin embargo, la palabra “maltratar” tiene un significado muy específico y que es muy importante conocer para no minusvalorar los efectos del maltrato. El maltrato es una agresión intencional e indebida que acarrea un daño. Una agresión se convierte en maltrato en el momento en que aparece en una relación en la que los participantes se deben cuidado y protección. Entonces decimos que ha habido un trato indebido. Y es intencional, porque no es algo que ocurra de manera accidental.


2. ¿Cómo es el maltrato? 

El maltrato puede ser físico, emocional y sexual. Se suele entender por maltrato físico los ataques o agresiones intencionales, con uso de la fuerza, que pueden causar daños, enfermedades o la muerte. Se incluirían aquí acciones tales como golpear con puños u objetos, dar palizas, emplear un arma, morder, abofetear, empujar, arrojar objetos, estrangular, zarandear, etc.

El maltrato emocional es el más frecuente y es tan dañino para la salud y el bienestar de los seres humanos como el maltrato físico. Este tipo de agresión puede expresarse de formas muy variadas, a menudo sutiles y su objetivo común es el de atacar el bienestar y el sentido de una misma. Consiste básicamente en ataques o agresiones intencionales contra la seguridad, la libertad de acción, la libertad de pensamiento, la intimidad, el prestigio y los bienes y posesiones de la otra persona. Estas agresiones consisten en amenazas persistentes, prohibir hablar con familiares o amistades, poner difícil ir a lugares concretos, lavar el cerebro, no dejar tomar decisiones, acosar, abandonar, criticar, insultar, ridiculizar delante de otras personas, quitar o no dar dinero, etc.

El maltrato emocional incluye también el daño a objetos queridos y el empleo de la violencia contra los hijos y otros familiares, los amigos y los animales de compañía. El maltrato o abuso sexual consiste en un evento que ocurre sin el consentimiento de la víctima e incluye tanto la agresión sexual que es completada como el intento.

La falta de consentimiento y deseo de mantener las relaciones sexuales es central en este tipo de maltrato, sobre el que todavía pesan muchos tabúes. Así, el agresor recurre a variadas estrategias que van desde el uso o la amenaza de la fuerza, la amenaza de represalias posteriores contra una misma o contra otras personas, hasta estrategias más sutiles como la culpabilización por no querer mantener relaciones sexuales, la insistencia continua a pesar de haber dicho que no, el acogimiento a un supuesto derecho conyugal, etc.

Las agresiones sexuales consisten básicamente en penetrar la vagina o el ano por el pene, la lengua, los dedos o un objeto, o la boca con el pene en contra del deseo de la persona agredida. Incluye también realizar tocamientos o hacer que la otra persona haga esos tocamientos a sí misma, el agresor o terceras personas; obligar a mantener relaciones sexuales con otras personas, evitar la toma de precauciones para evitar contraer enfermedades o evitar embarazos, etc.


3. ¿Quién puede maltratar? 

El maltrato lo pueden ejercer los varones y las mujeres. Puede ejercerlo un marido contra su esposa, una hermana contra un hermano, un novio contra su novia, una abuela contra su nieta, un jefe contra su empleado, un amigo contra otro amigo, un vecino contra una vecina, etc.


4. ¿Por qué se habla de maltrato infantil, maltrato familiar, maltrato doméstico? 

Cuando los profesionales analizamos el maltrato y vemos muchos puntos en común ponemos otras etiquetas para referirnos a ese maltrato. Así, estudiamos el maltrato familiar (agresiones intencionales e indebidas que cometen unos miembros de la familia contra otros), maltrato por la pareja (agresiones intencionales e indebidas que cometen unos miembros de la pareja contra otros), maltrato contra la infancia o maltrato infantil (agresiones intencionales e indebidas que cometen unas personas contra otras que son menores de edad), maltrato laboral (agresiones intencionales e indebidas que cometen unas personas contra otras con las que se mantiene una relación laboral), etc. Estas etiquetas ayudan a los profesionales en su trabajo para estudiar puntos en común y diferencias, intercambiar datos con otros profesionales, buscar soluciones, etc.


5. ¿Por qué se habla ahora tanto del maltrato en la pareja? ¿Es que antes no había? ¿Qué ocurre con los otros tipos de maltrato? 

El maltrato que se produce dentro de las relaciones de pareja (en matrimonios, parejas de hecho, noviazgos, etc.) ha sido destacado como un grave problema social muy recientemente, sin embargo ha estado presente desde tiempos muy remotos. El hecho de destacar tanto este tipo de agresiones que se producen en el ámbito de la pareja, no resta interés a otros tipos de maltratos. Si se está en contra de la violencia doméstica, se está en contra de la violencia que ocurre en el ámbito laboral, escolar, etc. 6. ¿Es mejor hablar de maltrato doméstico o de maltrato familiar en el caso del maltrato que ocurre en las relaciones de pareja? ¿Por qué se usan tantos términos para hablar de lo mismo? Para hablar del maltrato que se produce dentro de las relaciones de pareja solemos utilizar los términos de violencia familiar, violencia doméstica, violencia doméstica, violencia de género, violencia machista, etc.

Algunos profesionales prefieren hablar de “violencia familiar” dado que es un tipo de maltrato que ocurre en el ámbito familiar. Pero este término también se refiere al maltrato que ejercen los progenitores contra sus hijas e hijos, al que sufre un miembro de la pareja a manos de la familia de origen de su pareja, el que ejerce un abuelo contra su nieta o a la inversa. Por esta posibilidad de confusión muchos profesionales no lo prefieren para hablar del maltrato en la pareja.

Otros, lo etiquetan preferentemente bajo el epígrafe de “violencia doméstica” que hace alusión al contexto donde se producen las agresiones. Este contexto es el propio hogar, un lugar que se define como seguro. Así, violencia doméstica hace referencia a las agresiones que se producen en contextos considerados seguros, como son los lugares o las relaciones en las que esperamos encontrarnos a salvo: las relaciones de pareja.

Finalmente, hay profesionales que prefieren hablar de “violencia de género” o “violencia machista” cuando se refieren a la violencia dentro de las parejas. Esto es así porque la mayoría de agresiones que se producen en este caso las comete un varón contra su pareja femenina. Sin embargo, otros prefieren los términos de violencia familiar o doméstica, por su neutralidad en cuanto al género de las personas que mayoritariamente cometen las agresiones y las personas que suelen ser objeto de las mismas. Realmente, los términos “violencia familiar” y “violencia doméstica” no están reñidos con el de “violencia de género” o “violencia machista”.

Hay profesionales que hablan de violencia doméstica y señalan que se están refiriendo también a una violencia de género. Los términos los usamos según queremos destacar algún aspecto sobre otro, pues ninguno es perfecto ni define a la perfección toda la complejidad de este tema.

Fuente: http://www.infomaltrato.com


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