México, Distrito Federal a 10 de mayo de 2014.
Carta a mi madre:
Querida mamá, tomaré esta carta como una oportunidad para decirte cuanto te amo, porque a veces pasa, que perdemos la costumbre de demostrar cariño conforme crecemos. Es difícil voltear al pasado y ver que los años no pasan en vano, que ambas hemos cambiado, pero que todo lo que soy, es gracias a lo que tú me enseñaste. Solo tú logras llenar cada rincón de alegría cuando estas de buen humor; Inventando una canción para cada circunstancia, hiciste que mi infancia fuera el mejor musical. Gracias a ti, tuve la mejor infancia de todas, siempre me defendiste de los demás, y buscaste las mejores oportunidades para mí; me supiste orientar en cada etapa de mi vida.
En mi adolescencia en muchas ocasiones te reclamaba o te quería hacia ver que me habías fallado, pero ¿sabes? No te pido disculpas por eso, porque mi rebeldía la aprendí de la mejor, aprendí gracias a ti, a siempre defender lo que creo justo, a que no debo de ser sumisa, pero que, debo de expresarme sin nunca faltar al respeto a quien lo merece; me enseñaste a siempre cuestionar cuando algo se me impone.
Agradezco mucho por tus errores, porque aun con ellos me has enseñado que es humano equivocarse, pero que siempre tenemos que levantarnos y crear una versión mejor de nosotros mismos y gracias por levantarme de los míos y decirme siempre que no hay razón suficiente para no poder ser felices.
Muchas personas quisieran que su infancia hubiera sido llena de lujos, de bienes materiales, de la casa más grande, con los mejores juguetes y otras banalidades; pero en especial te agradezco, madre, porque nunca me quisiste como una princesa, por en vez de comprarme los vestidos más ostentosos y llenarme de estereotipos, me cosieras tú, con esa vieja máquina de coser mis overoles; porque en lugar, de llevarme a supermercados, a comprar comida congelada, como tanto te pedía, tú me pidieras que te acompañara al mercado de la colonia para escoger siempre mi fruta favorita y comprarme siempre la manzana con caramelo los fines de semana y no esos dulces “gringos” que estaban tan de moda. Y por en lugar, de comprarme la consola de videojuegos, tú me sacaras cada tarde al parque y que jugaras tú conmigo. Gracias a esas cosas entendí lo que realmente es valioso, que la felicidad se mide por recuerdos, y que a veces, aunque no entendemos los hijos, por qué los padres nos “prohíben” ciertas cosas, siempre es para nuestro bien. Te agradezco por darme la mejor vida de todas, los mejores valores y porque cuando tenga hijos, quisiera hacerlos tan felices como tú nos hiciste a mí y a mis hermanos.
Por eso y por muchas cosas más te amo, mamá.
Imagen de victongai.tumblr.com |
** Esta carta
participa en el Concurso "Carta a mi Madre", donde se recibieron
cartas hasta el día 21 de mayo. ¡Vota por tu carta favorita! A partir de
hoy y hasta el 27 de mayo, se harán las votaciones en el álbum de
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