Heri Winston, maestra en recuperación del poder femenino y sexualidad holística, proveedora de cuidados de la salud de la mujer, educadora, partera, terapeuta de masajes.
La
ecología vaginal concibe la vagina como un ambiente complejo e integral
e involucra el estudio de este ambiente, con el objetivo de entender
que existe un resguardo inherente a este espacio que intenta mantener un
estado balanceado y saludable. Asimismo, el ambiente de la vagina es
susceptible a influencias que pueden alterar su estado de balance.
Entendiendo
este sistema podemos obtener control sobre nuestras vaginas,
manteniendo su buen funcionamiento y favoreciendo su sistema natural.
Cuando el balance natural se altera dando lugar a un desequilibrio
vaginal aparecen las infecciones. Saberlo nos da el poder de remediar la
situación.
Cuando todos los factores que tienen influencia sobre
la vagina se encuentran en estado balanceado, la vagina se siente bien,
funciona bien, tiene un olor agradable y una pequeña cantidad de flujo.
Cuando existen factores que alteran ese ambiente y ocasionan cambios,
una vagina saludable puede compensarse de ese desequilibrio temporal y
restaurar su estado saludable. Si la vagina no está saludable o se
encuentra desequilibrada, los mecanismos de salud no podrán restarurar
el equilibrio, dando lugar a infecciones vaginales.
La vagina
normalmente se encuentra cálida, a una temperatura equivalente al resto
del cuerpo o ligeramente más elevada. Está humedecida por un flujo que
proviene de las glándulas del cuello uterino, parte de las células que
cubren sus paredes y otra parte de los dos grupos de glándulas. Este
fluido no pica, no arde, ni debe oler mal. Varía su color de claro a
blanco, dependiendo de la parte en se encuentre el ciclo. Si eres una
mujer “cíclica”, cuando el flujo se seca puede parecer amarillento. Las
jóvenes en período de pre-pubertad, y la mayoría de las mujeres en
período post-menopáusico pueden encontrarse secas y varíar muy poco su
estado vaginal. En las mujeres que menstrúan la cantidad de flujo
también varía dependiendo del momento del ciclo en que se encuentren. Un
flujo abundante, no se considera normal y puede ser un signo de
desequilibrio o infección.
El PH es un concepto complejo, pero
puede entenderse en una forma sencilla. El ácido es sencillo de
entender, es como el limón o el vinagre-agrio.
La alcalinidad es
un poco más compleja de entender. Existe un espectro medio entre ambos
extremos, con un punto medio que es neutro. Los números se utilizan para
describir en que parte de la escala se presenta. El extremo más acido
es 1, y el extremo más alcalino es 14. Una vagina saludable es un poco
acida. En la escala de PH, se encuentra regularmente alrededor de 4.0,
aunque también se considera normal entre 3.5 y 4.5.
El flujo de
una vagina normal contiene una pequeña cantidad de azucares naturales, a
menos que la mujer sea diabética o esté embarazada. Un nivel mínimo de
azúcar ayuda a disminuir el excesivo aumento de las levaduras, mientras
que un nivel elevado las suscita.
Finalmente, uno de los más
importantes factores, que frecuentemente pasan por alto los
profesionales de la medicina, es la presencia de una bacteria saludable.
Estas buenas bacterias, denominadas Lactobacillus acidophilis, tienen un importante trabajo que hacer: mantener alejados otros microbios. Los tipos de lactobacilli
que residen en la vagina producen hidrogeno de peróxido, que a su vez
produce oxígeno, que efectivamente elimina a las bacterias no deseadas y
levaduras. La amable flora tiene un merecido lugar en el ecosistema
vaginal, impidiendo que invasores entren en ella. Es como tener un
jardín repleto de plantas saludables que previenen el crecimiento de
malas hierbas.
Hay una gran variedad de cosas que pueden influir interrumpiendo o cambiando el equilibro vaginal.
Tanto
el semen como la sangre son alcalinos y su presencia provee de un
ambiente más propenso a abrigar bacterias o levaduras. Una población
saludable de bacterias beneficiosas puede rápidamente restaurar la
acidez natural.
El ambiente vaginal también cambia ligeramente
durante el curso del ciclo femenino. Justo unos días antes de la
menstruación la vagina se encuentra más seca y más sensible, con un
cambio ligero hacia un menor nivel ácido, debido al decrecimiento de la
población de buenas bacterias, entre otras influencias hormonales. Este
es frecuentemente un tiempo en el cual las mujeres están más propensas a
contraer vaginitis. También, justo después del período, cuando todavía
está presente un poco de sangre, es otro momento en el cual el ambiente
se halla más riesgoso de caer en desequilibrio.
Bañarse afecta al
ambiente vaginal en una gran cantidad de maneras. Cambia el PH, causa
irritación directa e inflamación de la mucosa vaginal (la delicada
capa), y elimina las buenas baterías. Así que mejor no bañarse, sino
ducharse. El baño también puede atraer bacterias malas hacia el útero e
incrementar el riesgo de contraer enfermedades o inflamaciones pélvicas
(infección del útero y trompas de Falopio).
Las mujeres que se
bañan pueden ser más propensas a las infecciones comunes vaginales, la
Vaginosis Bacterial (VB). Los comúnmente llamados “productos de higiene
femenina” (supositorios, spray, limpiadores, etc.) son innecesarios,
potencialmente perjudiciales y una pérdida de tu dinero. También debes
evitar cualquier químico fuerte, como jabones desodorantes, jabones
anti-bacterianos, jabones fuertemente perfumados o geles corporales,
pues éstos pueden acarrear efectos negativos a la flora beneficiosa,
causando infecciones e irritaciones.
Ciertas formas de anticonceptivos pueden afectar al ambiente vaginal, cualquier producto que contenga Nonoxynol 9,
así como los químicos presentes en todos los espermicidas son
perjudiciales. Una de cada 3 o 4 mujeres puede ser sensible hacia estos
químicos, que pueden desencadenarle inflamaciones debido a su uso.
También se incluyen los condones con espermicida o las cremas con
espermicida, vaselinas y supositorios. En cuanto a los métodos
hormonales de control de embarazo (píldoras, implantes Norplant,
dispositivos que contienen progesterona, el parche, el anillo), todos
funcionan haciéndole creer a tu cuerpo que no necesita ovular porque ya
se encuentra embarazado. Esto, al igual que en un embarazo normal, puede
generar ligeras cantidades de azúcares en tu flujo, cambiando el PH
regular y provocando como consecuencia, infecciones y desequilibrio
vaginal.
En las mujeres en período post-menopáusico las paredes
de la vagina tienden a volverse más delgadas, puede haber menos
lubricación vaginal y el PH también cambia ligeramente, haciéndolas más
propensas a un desequilibrio. Aquellas mujeres que deciden someterse a
terapias hormonales, también podrían sufrir cambios en su organismo.
En
esencia, los genitales se auto regulan y tienen un sistema de auto
limpieza, así que cuanto menos interfieras en tu balance natural mejor
para ti. Cuando entiendas que los desequilibrios son los antecesores de
la infección, tendrás el poder de volver hacia un estado saludable en tu
ecología vaginal para prevenir futuros problemas.
(Texto tomado del blog: MUJER-PACHAMAMA-GUERRERA)
Hola chicas!
ResponderBorrarMe gustó mucho es artículo. Muy bien! La información digerible excepto por los términos "bañarse" y "ducharse" en la actualidad en México, utilizamos el término "bañarme"para decir q me meteré a la regadera sin importar el tiempo que pase ahí, estaría prudente q éste tipo de palabras las definieran al finalizar el artículo para poder comprender mejor el texto en esa parte nada mas. Gracias por compartir este blog! Me encanta!
Gracias a ti por visitarnos, Paola. Claro que sí, revisaremos lo que nos comentas. ¡Un saludo!
BorrarHola, leí que mencionas que diferentes anticonceptivos pueden interferir en el equilibrio vaginal; una consulta, cual es el cambio de usar la T de plata (no hormonal). Agradecería bastante me ayudes.
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