En Latinoamérica hay una larga tradición de trabajo doméstico, que normalmente es poco remunerado, con muy variables y arbitrarias condiciones de trabajo, en donde chicas jóvenes en su mayoría se mudan de sus pueblos de origen (algunos de ellos de origen indígena) para tomar una plaza de trabajo en la ciudad en la casa de otra familia, exponiéndose a gran cantidad de problemas recurrentes.
En el mejor de los casos, la familia empleadora le apoyará con tiempo y fondos para que la chica continúe su educación y su empleo como trabajadora doméstica sea sólo por una temporada. Pero vale decir que es una situación poco frecuente. Las familias se acostumbran a la comodidad de tener a alguien que limpie y guise, especialmente si ese alguien es "de confianza", hay quienes se desentienden incluso de la crianza de los hijos. En los peores de los casos, la poca estandarización y regularización del empleo doméstico permite toda clase de abusos hacia las muchachas, quienes llegan a sufrir violencia verbal, física, discriminatoria y sexual por parte de sus empleadores.
Geraldina González, periodista, escribe:
"No sé si ustedes han tenido el horror de leer este tipo de status en Facebook. Yo sí. Me ponen de muy mal humor. Y no por el hecho de que alguien necesite ayuda con las tareas de casa o con los hijos, sino porque el lenguaje usado es indignante. Como si se tratara de esclavas de intercambio, estas señoras que tienen tiempo para conversar en Facebook, comentar con las amigochas sobre el buen café se tomaron ayer y sobre qué grandes están los niños, buscan esclavas para que ellas puedan ir al ‘gym’, al ‘coffee’ y no se les estropee el manicure.
En pleno siglo XXI México sigue consintiendo la esclavitud de miles de mujeres y niñas que, precisamente por ser mujeres, no tienen otra oportunidad en la vida que irse a la capital o a alguna ciudad grande a cuidar las casas y los niños de las señoras ricas. Estas señoras que se sienten devastadas cuando no tienen a alguien que recoja platos sucios y haga la ‘sopita de municiones’, son parte de un círculo vicioso y cierran los ojos ante la injusticia que representa su necesidad. Las niñas, en los peores casos, son contratadas ‘de planta’, lo que implica que vivirán en casa de la señora, les dan techo, comida y ropa (uniforme rosita o azulito según el gusto de la señora). Eso constituye la mitad del sueldo y la creencia de que ‘viven mejor’. En sí, ya nada más el uso del uniforme es una humillación, es el uniforme de la servidumbre, usarlo implica ser una sirvienta, alguien jerárquicamente inferior que su patrona. ¿Cómo te sentirías, señora, si tuvieras que salir al súper y la tintorería vestida con ese uniforme? Me imagino que andarías dando explicaciones." (1)
En México, las cifras son alarmantes:
Según el INEGI, el 76% de las trabajadoras domésticas no tiene NINGÚN DERECHO LABORAL, y en una encuesta se encontró que el 58% de las trabajadoras domésticas son alimentadas con sobras. (de 2.2 millones de trabajadoras domésticas registradas). La suma de trabajadoras domésticas en México suman alrededor del 10% de la fuerza de trabajo femenina, que además laboran sin contratos, sin protección legal, con muy frecuentes cancelaciones de trabajo, lo cual representa una nula garantía de crecimiento laboral o seguridad económica. Se cree que muchas de ellas ni siquiera han concluido su educación primaria (2) (3)
Durante el gobierno de Felipe Calderón, comenzó a gestionarse un programa de regularización de empleo doméstico en México, sin embargo al cambio de poder esta iniciativa dejó de escucharse y tener peso. Después de esto, el tema ha sido abordado brevemente en los congresos estatales, sin mucho eco. "Entonces, México suscribió el convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre trabajo decente para trabajadoras y trabajadores domésticos, un texto que equiparaba sus condiciones con el resto de empleados. Sin embargo, dos años después, aún no se ha ratificado, un paso previo y necesario para su entrada en vigor y para dotar de derechos a todas esas mexicanas que limpian las casas de las familias de clase media y alta y que hacen de ‘nanis’ de sus hijos. También para el 98% de las ‘muchachas’, como se las llama en México, que no tienen servicios médicos como una prestación laboral o el 96% que no tiene un contrato escrito. “Me atrevo a decir que culturalmente no hay ningún tema con tanta resistencia social entre los mexicanos como los derechos de las trabajadoras de hogar. Es un problema invisibilizado, la sociedad asume que es normal la discriminación laboral que se ejerce hacia ellas”, opina Ricardo Bucio, presidente del CONAPRED. " (3)
En algunos países comienza a trabajarse desde la vía legal para regularizar esta situación.
En Argentina se está poniendo en marcha un programa para registrar y regular el trabajo de las empleadas domésticas. Entre las condiciones que proponen, está la de una cuota por despido, misma que se incrementa al doble si la empleada no está registrada en el programa. (4)
En Brasil, en marzo de este año, se adoptó una ley que da beneficios y seguridad a más de 10 millones de empleadas domésticas. La ley contempla tales condiciones que varias familias tuvieron que despedir a sus empleadas domésticas porque ya no podían pagarles lo justo de acuerdo a esta propuesta. (5)
En Perú recientemente hubo una manifestación de un grupo de trabajadoras del hogar para llamar la atención sobre la discriminación a la que son sometidas en sus empleos.
"Justo reclamo. Un grupo de trabajadoras del hogar se valió de una llamativa intervención pública por las calles de Lima para despertar la conciencia del resto de ciudadanos frente a la problemática que las aqueja desde hace tanto tiempo.
La acción tenía como objetivo alzar su voz para exigir un espacio laboral digno, con respeto y sin discriminación de ningún tipo. “Para nosotras, buen trato es que nos llamen por nuestro nombre, que no nos insulten ni nos discriminen”, declaró Ricardina Amado, una trabajadora del hogar originaria de Ancash." (6)
¿Qué podemos hacer?
Si bien la tradición cultural en nuestros países es arraigada, hay muchas cosas que podemos hacer para cambiar esta realidad que en México afecta a 2.2 millones de mujeres del sector más vulnerable.
Analizar si en verdad es necesaria una empleada doméstica: Este punto es muy importante, ya que en las familias podemos todos hacer más y colaborar. Es decir: Si tenemos una empleada doméstica, tratémosla como un ser humano, con un pago justo por su trabajo y con respeto hacia su persona. Si no podemos ofrecer esto que es lo mínimo, sería mejor no tener una empleada doméstica y ocuparnos cada un@ en la casa de lo que mejor podemos hacer.
Si decidimos que sí necesitamos una empleada doméstica y sí podemos ofrecerle un trato digno y un pago competitivo por su trabajo, pensemos: Si comparamos la realidad en otros países especialmente en Europa, veremos que el empleo doméstico es un servicio que se ofrece de por horas, de forma temporal y en una base de equidad: El trabajo doméstico en países como Suecia, Alemania, Holanda, Dinamarca y Noruega es proporcionado por estudiantes de nivel bachillerato o universitario que requieren un empleo flexible, bien remunerado y paralelo a sus estudios. Consiste en realizar el servicio por un máximo de 5 horas por semana. Si bien en muchos países también se observa una explotación de trabajo doméstico especialmente hacia inmigrantes, se han hecho muchos avances en materia de unión y sindicalización de empleados domésticos. (7)
Hay otros programas internacionales como las conocidas Au Pair que están de intercambio en un hogar en otro país, ayudando en un hogar, cuidando a los niños, mientras se estudia en un programa de corte internacional. En este caso, el servicio se da como un intercambio, que la o el estudiante realiza a cambio de casa y comida y un sueldo básico, pero que no interfiere con sus actividades educativas y que se da en el lapso del curso escolar. En muchos de los casos, las Au Pair generan de hecho, un lazo afectivo con la familia anfitriona y se ven más como colaboradoras y conocidas que como una persona de un estatus inferior. También hay Au Pair hombres, por lo que es un esquema que contempla más cada vez el que las tareas dejen de ser exclusivamente femeninas. (8)
Para jornadas superiores a lo anterior, existen empresas que tienen a su cargo a l@s emplead@s, el material, los insumos, y todo lo necesario, mismas que han sido establecidas de acuerdo a las legislaciones pertinentes y donde te aseguras que l@s emplead@s cuentan con todas las prestaciones de ley y un sueldo digno. Basta entonces, con contratar a una empresa y que ellos se encarguen de organizar los esquemas de horarios con sus empleados. Evidentemente estos servicios son más caros, pero normalmente se acercan mucho más a la realidad del trabajo doméstico bien remunerado.
Si pensamos en estos ejemplos, podemos reflexionar cómo mejorar la vida de nuestras empleadas domésticas en casa (si ya es la situación o si decidimos que sí necesitamos una empleada doméstica), de forma que reciban un trato digno, reconocimiento por su trabajo, y garantías que le permitan desarrollarse e insertarse a un mercado laboral competitivo en el futuro:
- Llamarle siempre por su nombre, pedir las cosas como si se tratara de una colega y no de una subordinada. Es sorprendente que esto tenga que mencionarse como si se tratara de buenos modales, pero es una de las quejas recurrentes de las trabajadoras domésticas, que sus patron@s son en general muy altaneros y tajantes. La dignificación de su labor comienza con el trato que recibe, si es humano, personal, gratificado, ella se vuelve una persona visible con quien convivimos y generamos lazos de colaboración. Evita todos los adjetivos y sobrenombres discriminatorios con los que a veces se refieren a ellas: "criada", "gata", "chacha", entre muchos otros aún menos amables.
- Acuerden el uso de ropa de trabajo con la que ella se sienta cómoda y que sea práctico para las labores que realiza. El uniforme puede ser una ventaja en el sentido de que ella no estropeará su ropa de uso diario, sin embargo en nuestra cultura también significa una imposición, invisibilización o reestablecimiento de su estatus inferior por lo que no resulta simbólicamente cómodo usarlo.
- Establecer horarios de descanso, horarios de entrada y salida: Si bien hay empleadas domésticas que están como internas en un hogar, es bueno que sepan que los horarios están establecidos y que ellas pueden hacer de su tiempo de descanso lo que les parezca mejor, no tienen que estar recluídas en la casa "esperando si algo se ofrece". Piensa también en los días festivos. ¿En verdad tienes más derecho tú de tenerla en casa ayudándote que ella de estar con su familia celebrando la misma ocasión?
- Asegúrate que tiene acceso a una buena alimentación, higiene, instrumentos adecuados para realizar su trabajo. Como empleador@, esta es tu responsabilidad como lo sería de tu empleador en cualquier empresa.
- Apoyarle con sus estudios: Platicar con ella sobre su estatus educativo y qué le gustaría hacer en un futuro. Apoyarla a que realice sus estudios, ya sea en sistema abierto o presencial, en horarios que acomoden a ambas partes. Se puede discutir un aumento de sueldo o bien un bono especial para los estudios como parte de una prestación. Se trata de impulsar a una ciudadana más, con un potencial para participar activamente en la vida productiva y democrática de tu localidad. No es una ciudadana de segunda y no debería estar todo el tiempo en tu casa solamente viendo telenovelas.
- Registrarla en el seguro social o popular. El trabajo doméstico tiene también una serie de riesgos que, en caso de enfermedad o accidente y ella debería tener la seguridad de que un imprevisto como estos están cubiertos. Así como asistencia médica en cualquier situación.
- No discriminar a muchachas que soliciten un empleo y que no cumplan con "las condiciones adecuadas", se calcula que las mujeres que tienen hijos son menos propensas a encontrar un empleo que las que son solteras. Y hay un gran número de despidos cuando una muchacha se embaraza en el curso de su empleo. En vez de eso, apoyar a quienes tienen hijos pues puede que ellas sean las únicas que tienen un ingreso en la familia, brindar facilidades para que también se ocupen de su familia.
Piensa bien tu decisión. Recuerda que cada familia somos parte de esta cultura y la estamos perpetuando o cambiando dependiendo las acciones que tomemos diariamente. Recuerda que la dignificación de la mujer comienza desde la casa, replantea tus valores y vive de acuerdo a ellos. No se puede pelear por los derechos de las mujeres y al mismo tiempo seguir ignorando los derechos más básicos de las mujeres que viven en tu casa, especialmente las que sirven en ella, siendo las principales perjudicadas de un sistema que es aún racista, clasista, machista y corrupto.
Fuentes:
(1) http://www.animalpolitico.com/blogueros-treinta-y-siete-grados/2011/03/30/senoras-que-buscan-muchacha/#ixzz2nAIZg9WX
(2) http://www.animalpolitico.com/2013/01/10-de-trabajadoras-mexicanas-se-dedican-al-empleo-domestico/#axzz2n7dm6oCN
(3) http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/04/11/actualidad/1365642053_271284.html
(4) http://www.lanacion.com.ar/1564662-hay-180-dias-para-regularizar-a-las-empleadas-domesticas
(5) http://www.animalpolitico.com/2013/04/brasil-regulariza-el-empleo-de-diez-millones-de-empleadas-del-hogar/#axzz2n7dm6oCN
(6) http://redaccion.lamula.pe/2013/12/03/la-lucha-por-un-buen-trato-laboral/paulocp/
(7) http://www.etuc.org/r/1588
(8) http://en.wikipedia.org/wiki/Au_pair
(9) http://es.wikipedia.org/wiki/Trabajador_doméstico
Imagen: www.lavoz.ar
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